Aunque de su papá heredó las cejas de «mirada de tiburón», Ursula Boza cuenta que de su mamá Cecilia heredó las caderas que parecen carreteras. Y, en lo que al carácter se refiere, la manía por la limpieza y la organización. Lo más importante que ella le enseñó es a amar y apoyar incondicionalmente a sus hijas : “Ella siempre está a mi lado cuando la necesito y siempre me ha apoyado. Cuando le dije que quería ser actriz nunca me puso trabas. Al contrario, hasta ahora me dice que siga estudiando”, cuenta Ursula.

Renato Bonifaz heredó de su mamá Janet, los ojos y la sonrisa. Dice que los dos son de carácter fuerte, pero pueden ser muy empáticos cuando entran en confianza. Renato cuenta que ella le enseñó, no con explicaciones sino con el ejemplo, el significado de la palabra fortaleza. De su mamá aprendió también, que todos los actos tienen consecuencias, y eso ha hecho que piense mucho antes de hacer algo o de hacer sentir mal a alguien con sus acciones. Igual, su mamá siempre está para orientarlo: “Si quiero un consejo de verdad se lo pido a ella, que sé que me lo va a dar objetivamente. Las grandes decisiones de mi vida siempre se las he consultado. Es como una psicóloga, una mujer muy sabia, demasiado atinada. Podría hablar horas sobre ella pero solo quiero decir que la amo y que si volviera a nacer y la vida me diera a elegir de nuevo a una mamá,la elegiría mil veces a ella», cuenta Renato.

Carolina Cano heredó los cachetes de su mamá Patricia. Del carácter, heredó la resilencia y el positivismo. Gracias a su mamá, Carolina aprendió desde chiquita la importancia de la risa plena y de disfrutar de las cosas simples. “Lo más valioso que ella me ha enseñado es a no rendirme, a valorar la chamba, a agradecer y buscar. También, a seguir adelante con buena actitud, siempre. A luchar por mi paz y a zurrarme en todo si se trata de mi felicidad”, cuenta Carolina.

Nicolás Galindo heredó la sensibilidad de Nelly, su mamá. A madre e hijo les encanta disfrutar juntos de los grandes placeres de la vida: comer, ir a la playa y viajar, y mejor aún si pueden llevar a Pichanga, el perro de Nicolás que ambos adoran. «Lo más valioso que mi mamá me ha enseñado es a ser unidos como familia, a estar siempre disponibles para ayudar al otro y a decir siempre la verdad. A encarar los problemas porque siempre va a haber una solución para todo», cuenta Nicolás.

Daniela Camaiora heredó de su mamá Jacquie sus rasgos más característicos. Madre e hija comparten el mismo sentido del humor, forma de hablar, inflexiones y palabras particulares. Les encanta hacer muchas cosas juntas: «Ir por postres, comprar ropa y ver series. Pero, generalmente, todo gira en torno a los postres», cuenta Daniela. La lección más grande que ella le dio “No te preocupes por cosas que aún no han pasado”.

Javier Delgiudice aprendió de su mamá Estela a dar sin pedir nada a cambio. «Desde niño me enseñó a ser educado y amoroso, como ella. Es increíble el gran amor que tiene por la familia. Tiene con mi padre 57 años de casados y siempre está ahí para escucharnos a todos, hijos y nietos», cuenta Javier.
¿Lo que más les gusta hacer juntos? «Conversar y reírnos de todo un poco. Me gusta bromear con ella, escuchar su opinión y tomar un café con leche en las tazas de siempre, que son las que usábamos en el colegio y la universidad y ella guarda con amor. Cuando ella se puede escapar de casa, nos vamos a una cafetería a comer pasteles. La amo», finaliza.

Francisca Aronsson heredó de Mirtha, su mamá, su rasgo característico: las pecas. A ellas les encanta salir de paseo, ir al cine o de compras. Y dormir juntas, como cuando Francisca era bebé.
“Mi mamá me ha enseñado a hacer todas las cosas con mucho amor, como si fuera el último día de mi vida”, cuenta la pequeña gran actriz.