«Es maravilloso ser mamá de mujercitas»
Alexandra Graña nos presenta a Makenna y Kaela, sus dos hermosas hijas, y nos cuenta cómo estas pequeñas le han cambiado la vida
Cuando Alexandra Graña aún no tenía planes de convertirse en madre, imaginaba que cuando llegara ese día tendría hijos hombres. Pero cuando nació su sobrina todo cambió. Se enamoró del encanto femenino y pensó que sería maravilloso tener hijas mujeres.
Poco tiempo después, a inicios del 2012, Alexandra y Tarik D´onofrio disfrutaron de la llegada de su primera bebé. Ellos querían que su hija tuviera un nombre poco común y con un significado especial, así que consultaron un libro de significados. Encontraron Makenna y les gustó, pero cuando leyeron que significaba “Felicidad” no quedó ninguna duda: era el nombre perfecto para ella, pues definía exactamente lo que traía a sus vidas.
Dos años más tarde, la pareja decidió que ya era momento de encargar a su segundo hijo. Alexandra confiesa que «hicieron todo con fecha» para ver si llegaba el hombrecito, pero que en el fondo, tenía muchas ganas de tener otra mujercita. Su deseo se cumplió y llegó su segunda bebé a la que bautizaron como Kaela, que significa «Amada».
Kaela llegó a aumentar la felicidad y a alterar un poco la tranquilidad de la familia D’onofrio Graña. “Mi primera hija es muy tranquila, nació educada. Entonces, yo dije: ¡Ay qué fácil, que venga la segunda!.. ¡Pero la segunda es una bala!» Cuenta la actriz, con una gran sonrisa. «Por ejemplo, cuando a Makenna la vi sacar un plumón, le dije: este es un papel y solo se pinta aquí. No en el piso, no en la pared. Y nunca pintó fuera del papel. A Kaela le dije lo mismo y no funcionó. Igual pasó con el enchufe: a Makenna le expliqué una vez que no podía tocarlo y entendió. A Kaela le dije que no toque ese enchufe ¡y se fue a buscar otro!».
¿Cómo recibió Makenna a Kaela?
Muy bien, aunque Makenna nunca había sentido celos hasta que llegó su hermana. ¡Y Kaela nació celosa! Eso suele pasar con los segundos hijos, que ya nacen con competencia, pero mis hijas se llevan muy bien y se quieren muchísimo.
En casa, los celos y todos los pequeños conflictos y preguntas que surgen se resuelven conversando. Esto ha sido muy importante para que las niñas entiendan en qué consiste el trabajo de su mamá. A Makenna se lo explicaron cuando vio la promoción de la novela Amor de Madre en la que Alexandra salía llorando y diciendo que no tenía familia. La pequeña, muy preocupada, le preguntó a su abuela por qué su mamá estaba diciendo eso. Así que le contaron lo que era la ficción y no solo lo entendió, sino que asegura que quiere ser actriz cuando sea más grande. “Ahora que estaba preparándome para la obra me decía: ¿Mami me puedo parar en el escenario? Creo que podría ser una actriz directora, porque es muy observadora y le encanta investigar y estudiar. Además, así tan chiquita, cuando se propone algo no para hasta conseguirlo. Tiene 4 años y ya escribe” cuenta Alexandra, orgullosa.
El proceso de convertirse en madre fue difícil. La vida le cambió y bastante. Alexandra estaba acostumbrada a agarrar su mochila apenas aparecía una oportunidad, y, sin pensarlo mucho, irse a México, a Miami, regresar a Perú y volverse a ir. «Siempre he sido muy independiente y nunca he asumido mucha responsabilidad. Entonces, cuando vienen las hijas es como ¡OK, este es un graaan compromiso!.. ¡y de por vida! Sé que no podré salir y no quiero hacerlo, pero definitivamente ya no puedo ser tan espontánea”, cuenta. Pero no solo eso, ahora disfruta más de los pequeños grandes placeres cotidianos «Nunca había apreciado tanto dormir y bañarme. Para mí, era algo que tenía que hacer. Ahora, me tomo mi tiempo y lo disfruto. Y pienso dos veces antes de salir a una fiesta, porque sé que al día siguiente a las seis de la mañana se van a levantar mis chiquitas y van a empezar: «¡Mamá, mamáaaa!»
Aunque por su trabajo y el de Tarik (quien es productor de Preludio) es difícil tener una rutina, la pareja tiene claro la importancia de cumplir ciertos horarios para que las niñas no se desestabilicen. Y en las épocas en las que no hay ensayos ni grabaciones intensas, disfrutan pasando más tiempo con ellas. A las tres mujeres de la familia les gusta jugar a la casita y a las escondidas, y Makenna acompaña a su mamá a la peluquería y pide que también la peinen y le pinten las uñas. Kaela aún es muy chiquita para acompañarlas, pero no pasará mucho tiempo hasta que eso suceda.
“¡Amo a mis enanas! Me encanta que canten, bailen y que sean coquetas. Disfruto mucho vistiéndolas y haciéndoles diferentes peinados. Esto no es como te lo pintan las postales. Es hermoso, pero es caóticamente hermoso. La verdad es que es difícil, pero mis hijas todo el tiempo hacen cosas hermosas. La primera vez que te miran a los ojos y te dicen «mamá» sabes que valió la pena todo. Todo vale la pena siempre».
Fotos: Renzo Díaz
Styling: Fiorella Milla
Un agradecimiento especial a: H&M y Maracuyá, ropa para niños
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