Rafael Piqueras
La cocina no solo lo ha enaltecido, también lo ha salvado. El chef, reconocido en el mundo como pieza clave de la generación que inició el boom gastronómico peruano, conoce bien lo que es la fragilidad. Pero, también, sabe que hay que levantarse. Y claro, que disfrutar de una buena comida con quienes más queremos es la mejor cura para el corazón.
Una depresión que empezó cuando estaba en los últimos años de secundaria y que no tuvo que ver con los estudios lo llevó a descubrir su gran pasión por la cocina. Esa fue la primera vez que se sintió salvado por ella. Años más tarde, en el 2016, el nacimiento prematuro de su hijo Joaquín y su lucha por superar sus problemas de salud lo llevó nuevamente a ese lugar oscuro, pero también lo acercó como nunca a sus seguidores. Esta vez, Rafael no solo abrió su cocina, también abrió su corazón.
Lamentablemente, Joaquín falleció cuando tenía ocho meses. Su corto tiempo en la tierra transformó para siempre la vida de su papá, que aprendió a vivir más despacio.
“Hay un antes y un después de la partida de Joaquín. Quiero abrazar más, quiero decir más veces te quiero, jugar más y hacer que mi familia y yo seamos felices cada segundo en esta vida. Lo que aprendí en el 2016 es que no debemos esperar una desgracia para disfrutar la vida. Solamente con poder caminar por la calle y tener a la gente que quieres es suficiente.”, compartió en sus redes.
Este año pandémico, Rafael dejó de lado el glamour de los restaurantes para compartir desde la cocina de su casa recetas que se disfrutan en familia, en pijama. Recetas que nos enseñan a valorar lo que realmente importa y nos hace a todos iguales, sin importar nuestra profesión. En medio de esta crisis mundial, la gran enseñanza de Joaquín toma más fuerza que nunca.
Logros profesionales tienes y muchos, pero lo que verdaderamente te acercó a tus seguidores fue Joaquín. Te vimos enfrentar el momento más duro de tu vida y supimos cómo te sentías. Eso hizo que se fortalecieran los lazos…
Tal y como lo sugieres, hubo un antes y un después de Joaquín. Antes, a pesar de que yo ya tenía unos años de casado y la suerte de ser papá, seguía siendo un poco egoísta. Creo que en mi rubro de alguna manera todos los somos, ya que para esta carrera se requiere tener vocación y pasión… y un poco-bastante obsesión. Eso nos convierte muchas veces en pésimos compañeros, por el poco tiempo que dejamos para los nuestros.
El “yo de antes” seguía buscando excitar paladares, tener reconocimiento y etc. Logré abrir el Restaurante Maras de manera exitosa y lo puse a disposición del público a través de las redes, que era algo nuevo para mí y se convirtió en una excelente herramienta. Todo era muy práctico, calculado, y claro, divertido. El “yo después de Joaquín” es otra cosa….
¿Podríamos decir que todo empezó a cambiar para ustedes poco tiempo después de que se enteraron del embarazo?
Al poco tiempo de enterarnos de que Joaquín estaba en camino el embarazo empezó a mostrar signos de riesgo y de un día para el otro la ilusión se convirtió en miedo y la alegría en una lucha permanente. Me tomaría mucho tiempo explicar al detalle todo y es muy duro para mí recordarlo pero, en resumen, después de un embarazo difícil Joaquín nació prematuro. Ya hasta aquí, mi enfoque sobre la importancia de las cosas cotidianas cambió, ya que no solo tuve que ver la vida de mi hijo sino también la de su mamá pendiendo de un hilo y a mi hija Aitana de tres años extrañando a su mamá, viendo a su papá que empezaba a desmoronarse y aun así sosteniendo la ilusión de la llegada de su hermanito menor. Empecé a desesperarme.
Y esta etapa difícil recién empezaba…
Joaquín estuvo tres meses en UCI neonatal. Fueron tres meses llenos de incertidumbre. Después de mucho esfuerzo vino a casa y con él llegaron máquinas concentradoras de oxígeno, guantes, mascarillas, cánulas de oxígeno, monitores, técnicas de enfermería y mucho pero muchísimo estrés. Teníamos en casa a una mamá molida física y emocionalmente, una Aitana llena de emociones encontradas y yo al borde del colapso nervioso. Joaquín estuvo 5 difíciles pero maravillosos meses con nosotros hasta esa hospitalización y su inesperada partida.
¿Eso fue lo que te impulsó a dejar entrar a las personas que te admiraban a tu espacio personal?
La razón del cambio en las redes sociales se llama desesperación. Desesperación por apoyo moral, porque ni el de la familia era suficiente. Desesperación por ayuda, por un milagro y por aplacar un sentimiento de soledad profundo.
¿Tus seguidores te han ayudado a sobrellevar la etapa más difícil de tu vida?
Creo que las personas que nos acompañaron en todo este proceso no tienen ni la menor idea del impacto que causó en nosotros. En los momentos de incertidumbre nos dieron esperanza, en los pequeños y grandes logros de Joaquín sentíamos una hinchada dando aliento y en el momento de mayor tristeza nos dieron al menos un porqué. Joaquín vino al mundo y se fue para marcar un antes y un después y para unir a mucha mucha gente. Yo cambié.
¿Cómo es el después de Joaquín?
Joaquín siempre fue un ángel y un luchador, lo podías ver en su mirada y definitivamente me enseñó a ser mejor persona y a volver a lo esencial.
Muchos de tus seguidores dicen que eres un ejemplo de fuerza para ellos y que tu historia les da esperanza. Te agradecen por las lecciones de vida. ¿Cómo te sientes al respecto?
No creo ser un ejemplo. Ojo, no es que menosprecie el sentir de las personas que lo creen, es solo que no creo ser mejor que nadie. Hay muchas personas allá afuera (de hecho, durante este proceso he tenido la oportunidad de conocer muchos casos terribles, muy muy duros) que han tenido que enfrentar situaciones similares a la nuestra y en condiciones realmente desafortunadas. Quizá el hecho de haber expuesto mi vida sin filtro en las redes puede haber creado un impulso o haber devuelto el favor que ellos me hicieron a mí. Creo que, por el contrario, soy solo una representación de un ser humano cualquiera que ha sufrido y ha sobrevivido, como muchos otros lo han hecho. Pero sí, se ha creado un vínculo increíble. Para mí no son fans, “son amigos desconocidos” por decirlo así, con los que comparto y me comparten sus vidas. Las redes pueden crear relaciones humanas increíbles si uno es transparente, honesto y no busca dañar. Me siento muy afortunado, es un regalo.
Te tatuaste las alas de ángel de Joaquín para cerrar un capítulo y empezar de nuevo. “Ahora sé que tengo tus alas y puedo volver a soñar», escribiste en tus redes. También, tres ingredientes básicos de nuestra cocina, en agradecimiento a todo lo que le debes. ¿Ahora muestras en tu piel lo que llevas en el alma?
Bueno, nunca había pensado en hacerme tatuajes hasta un año después de la muerte de Joaquín, que es cuando realmente sentí su partida. Considero mis tatuajes como recordatorios de las dos cosas que me marcaron profundamente: mi hijo, que cambió mi forma de ver la vida, por eso las alas, y la cocina que efectivamente sana el corazón y soy la prueba viviente de ello.
¿Cómo fue que la cocina te salvó?
Sufrí de depresión desde los 15 hasta los 20 años aproximadamente. Era prácticamente un caso perdido. Sin embargo, a pesar de mi aplanado estado de ánimo y mi anhedonia nunca perdí el gusto por la comida. Mi mamá se dio cuenta de ello y encontró la forma de contactarse con Cucho la Rosa y Hirka Roca Rey y empecé a cocinar. Y aquí estoy 24 años después sigo cocinando, sigo vivo y soy feliz.
Y ahora lo haces con tus hijas e invitas a tus seguidores a hacerlo
La cuarentena fue y sigue siendo muy dura para todos en muchos aspectos, así que en casa buscamos la forma de levantar los ánimos con los tik toks, las fotos y videos de lo que mejor sabemos hacer que es cocinar juntos y reírnos. Decidí compartirlos porque pensé que eso podría hacer reír a la gente, ayudarlos a relajarse y, sobre todo, esas recetas fáciles y tips de cocina podrían facilitarles la vida. Puse mis conocimientos de cocinero al servicio, por decirlo así. Al ver la increíble respuesta dije, ¿por qué no hacerlo en vivo? ¡Total! Todos estamos en la mismas, conviviendo 24/7 con nuestros hijos encerrados entre 4 paredes y cocinando. Y así salió, sencillo sin pretensiones, por diversión y a modo de servicio a la comunidad ya que mi restaurante estaba cerrado.
¿La comida es una gran demostración de amor?
Cuando uno come desde un huevo frito con arroz hasta un menú de degustación puede notar la diferencia de si estos se hicieron con cariño o sin él. La cocina es un arte y, como toda expresión artística, necesita emoción. No por las puras el primer alimento que recibimos viene de la propia madre.
¿Qué significa para ti ser papá?
Ser papá es lo más importante para mí. Me ha enseñado muchas lecciones, me ha hecho crecer y amar como jamás pensé amar en mi vida. Mis hijos son todo para mí.
Así como conocimos tu tristeza, fuimos testigos de tu sanación. Nos alegramos con la llegada de Catalina, considerada un milagro por haber sido concebida a pesar de que su mamá tenía las trompas ligadas. Ahora vemos la relación tan linda que tienes con tus hijas. Cómo Aitana te sigue los pasos en la cocina y cómo Catalina efectivamente más que un bebé arco iris (como se les llama a los bebés que nacen después de que los papás han sufrido una pérdida) es un torbellino de colores, como le dicen
Aitana es una niña increíblemente empática y perceptiva. Definitivamente, todo lo que sucedió ha dejado una huella en ella y la ha hecho crecer y madurar un poco más rápido. Es generosa, inteligente y llena de talentos. A veces, cuando no podía pararme de la cama, la veía a ella yendo al colegio sin falta, haciendo sus tareas, sus actividades…Esa fortaleza me hacía pararme y seguir.
Catalina es alegre, simpática, es como si tuviese el sentido del humor incorporado en sus genes. Valiente, no le tiene miedo a casi nada y vino a devolvernos la esperanza.
¿Qué es lo que más te gusta de criar mujercitas?
Son amorosas, dulces, espontáneas y definitivamente me sacan de mi zona de confort. Yo solía ser un poco machista, pero es imposible serlo cuando crías mujeres fuertes, inteligentes y maravillosas. Son seres increíbles y quiero que tengan la oportunidad de hacer lo que quieran en su vida con plena libertad y seguridad. A la vez no quiero que nada las perturbe ni las dañe. Así se siente ser papá de dos niñas hermosas.
Tienes también hijos de cuatro patas que siempre están contigo. Podemos ver sus aventuras y travesuras en las redes sociales
Rocoto nos acompañó en los momentos más difíciles, es el compañero fiel que tiene la sensibilidad de darse cuenta cuando uno necesita que lo apapachen. Después llegó Camote, que es igual a Catalina: retador, mordelón y gracioso.
Poco tiempo después llegó Panka y, por último, Choclo, hermano de Camote.
Hace pocos días, Rafael volvió a conmocionar las redes anunciando su separación. “Es difícil tomar decisiones que cambian tu vida y la de las personas que más amas. Cuando has querido tanto y has vivido cosas tan maravillosas pero, a la vez, imposibles de superar, como fue el caso de la pérdida de nuestro hijo. A Ale solo puedo admirarla por su fortaleza y agradecerle por darme tres hijos maravillosos; por levantar a nuestra Aiti cuando partió Joaquín, por salvarme cuando yo me derrumbé y no veía nada más, y por poner a su familia antes que a ella misma. La cuarentena nos hizo ver que queríamos cosas distintas en la vida. Nos separamos hace unos meses y descubrimos que podíamos llevarnos mejor y que inclusive nuestras hijas podían estar más contentas al vernos bien, con la capacidad de ofrecerles mejor calidad de tiempo. Siempre seremos una familia, siempre estaremos el uno para el otro, con cariño incondicional, por todo lo que vivimos y por todo lo que nos tocará vivir con ellas y por ellas. Por mi parte, como le prometí a Joaquín, yo siempre las cuidaré y me aseguraré de que estén bien.
Como me dijo Ale hace algún tiempo, nosotros hemos vivido una vida que parecen 50 años. Solo ella y yo sabemos por todo lo que hemos pasado. Hoy nuestra prioridad es ser felices, porque solo así podremos darles un buen ejemplo a Aitana y a Catalina. Cada uno tendrá que seguir su proceso y encontrar su camino, separados pero siempre unidos”.
Si algo le quedó claro a Rafael y a sus seguidores es que la vida es como la cocina: dulce, salada, picante, amarga, de colores… Y, a veces, por más que uno haga planes, nunca sabe realmente qué le traerá. Lo único que se puede hacer es elegir estar bien.
El chef que, casualidad o no, lleva el nombre del arcángel de la sanación, se levanta una vez más. Sabe que todo depende de cómo se mire. Se prepara para volver a entrar a la cocina de Maras, seguir desarrollando sus proyectos y seguir soñando, un día a la vez.
¿Qué consejo le darías a tus seguidores, porque después de la pandemia muchos tendrán que volver a empezar algo?
Esa es una muy buena pregunta y un poco difícil de contestar. No voy a entrar en cómo levantar una empresa, una tienda o un restaurante después de algo tan terrible como lo que está sucediendo. No soy economista, ni administrador, ni un visionario con grandes ideas. Lo único que sí puedo decir es que jamás olviden las enseñanzas que nos han dejado estos tiempos. Valorar la libertad, la educación, la salud, la vida y la familia como prioridades. Pensar quizá en opciones más sostenibles frente a posibles sucesos futuros similares. Ahorrar. Estar conscientes de que nunca es tarde para reinventarse o para hacer lo que a uno le apasiona, las cosas pueden cambiar de un día para el otro, mejor es no quedarse con la duda de lo que se pudo hacer o lograr.
¿Cómo ves el futuro de la ahora golpeada industria restaurantera?
Pues definitivamente todo va a cambiar, no creo que regresemos del todo a la “normalidad” que estábamos acostumbrados. Y no lo digo solo por el virus. Mas allá de toda amenaza viene una adaptación no esquivable que va a generar un cambio de ruta en nuestras costumbres y tendencias. La cocina como toda empresa se tendrá que adaptar y mutar. De hecho ya lo está haciendo y una vez que la economía empiece a repuntar, esta cocina cambiada o modificada también repuntará.
Fotos: Javier Rivero
Realización: Fernando Prieto Figueroa
Compartir
Artículos relacionados
Stephany Orúe
El autoconocimiento es su mejor arma para enfrentar (y transformar) lo que la vida le trae y la preparación, el trampolín que le permite aprovechar las oportunidades y seguir cumpliendo sus sueños. Stephany Orúe habla claro y canta fuerte. Nadie la para y nada la detiene.
José Dammert
Tuvo que pasar por mucho para poder dedicarse a eso que le llena el alma, pero no cambiaría nada de lo que sucedió. Hoy brilla en el escenario y disfruta cada momento en él.
Jesús Neyra
Hace unos años, dejó el fútbol profesional para dedicarse a la actuación. Su decisión arriesgada resultó acertada, lo confirma cada vez que sube a un escenario.