Osvaldo Cattone: «Soy un hombre feliz»
Fuimos al teatro Marsano a tomarnos un café con Osvaldo Cattone y conversar sobre la vida
Se describe a sí mismo como un hombre seductor y apasionado. La vida lo ha vuelto contemplativo, pero nunca ha dejado de lado el entusiasmo. Este actor argentino de corazón peruano nos recibió en su segundo hogar y nos contó, entre otras cosas, su secreto de la felicidad
Nadie creería que tienes 83 años
Una de las cosas que no me ha enseñado la edad es a perder mi energía. ¡Soy muy entusiasta! Siento que de pronto las fuerzas merman… Me duele la columna, estoy operado, no puedo bailar ni cantar como antes, pero por dentro sigo siendo el niño que fui.
¿Cómo es ese niño?
Muy ingenuo. Creo en la gente, creo en todo. Creo en la inocencia del criminal hasta que no se demuestre lo contrario, al revés de la justicia.
Pero debe haber algo en lo que no crees…
En las religiones. Creo que todas fueron creadas por el hombre. Nunca vino Dios ni ningún ser sobrenatural a la tierra para indicarnos cómo debernos conducirnos.
¿Nadie nos controla?
Yo creo en mi propia ética. Cuando muera, si hay un tribunal supremo que juzga, me va a absolver y me voy a ganar el cielo porque soy una persona buena. Trato de no hacer mal a nadie y sobre todo de no hacerme daño a mí mismo.
Entonces sí hay algo superior…
Definitivamente tiene que haber algo más poderoso, porque la inmensidad del universo es demasiado imposible de entender. Sin embargo, yo creo que Dios (si queremos llamarlo Dios, la naturaleza es Dios) me ha creado para que me defienda solo.
Cuando necesitas una ayudadita, ¿rezas?
No podemos pedirle un novio a San Antonio o plata a San Judas, eso me parece realmente una falta de respeto. El verdadero responsable de mi vida soy yo.
Ni hablemos de la suerte, entonces
¡No existe! Yo soy lo que quise ser. Si de pronto pretendo tener un avión propio soy un loco, pero si mis deseos son lógicos, está bien. Si lloro porque mi espectáculo no es Los Miserables o El Fantasma de la Ópera debo entender que no estoy en Broadway. Pero si me contento y doy un espectáculo digno, que a mí me satisface y al público también, entonces estoy cumpliendo una misión.
¿Tenemos que conformarnos con lo que tenemos?
No. Si yo me hubiera propuesto ser presidente de la república lo hubiera conseguido, siempre y cuando hubiera trabajado en esa dirección. Lo que es muy importante es que cada uno descubra para qué sirve en la vida. Mi hermano, por ejemplo, era un buen bioquímico y yo nunca entendí nada de eso. Cada uno tiene que entender su fórmula y mi fórmula funciona para mí.
¿Qué piensas de la muerte?
Para mí es la oscuridad total, por eso me da mucha angustia pensar en ella. No importa que tú me digas que en la nada no te va a pasar nada. Eso es lo que me importa ¡que no me pase nada! Yo amo tanto la vida y soy un hombre tan feliz, que pensar que voy a dejar de mirar los árboles, la cara de mis animales y la vida de mi gente, me apena muchísimo.
¿Hay algo más después de la vida?
Yo no quiero ser el que se las sabe todas. Así que, si cuando muero realmente me voy volando hacia algo, bienvenido sea. ¿A quién no le va a gustar la vida eterna? Reencontrarme con mis papás, con mis amigos, con mis perritos… ¡Imagínate qué fiesta sería que vinieran a recibirme los 11 perros que tengo enterrados en mi jardín!, pero yo no creo en eso.
Entonces, ¿qué pasará cuando mueras?
En mi testamento he puesto que no quiero que haya ninguna cruz, ícono, nada. Cajón cerrado y cremado ¡chau! Que no quede nada de mí. La idea de estar solo dentro de un cajón no me gusta. Las cenizas las tendrá en su casa algún amigo que podrá decir “Acá estoy con Cattone”. Me parece más bonito eso que enterrarlas, tirarlas en el mar y todas esas cosas románticas.
¿Tienes muchos amigos?
Sí. Me gusta muchísimo que mi teléfono suene a cualquier hora, aunque sea para una huevada. Que alguien me pregunte cómo estoy o que me digan por WhatsApp “Vamos a comer”, “Vamos al cine”… Tengo amigos que me quieren mucho y a los que quiero mucho, me siento muy engreído.
Tienes muchos animales, también
Tengo a Sofía, una chihuahua que es mi engreída, una perrita chusca que se llama Pitu y 3 gatas: Susana, Moria, que es la que vive acá en el Marsano, y otra que recogí en la calle y le puse Joaquín porque pensé que era gato. Todas son mujeres, ¡las amo!
¿Se llevan bien entre ellas?
Sí, porque los animales toman el carácter del dueño. Yo trato de llevarme bien con todo el mundo, aunque seguro hay muchos a los que no les gustaré. Aunque eso me parece injusto, ¡si yo no les hice nada!
¿Cómo haces para llevarte bien con todo el mundo?
Respeto mucho a los seres humanos que me rodean y a los que no me rodean y sus ideas, creencias, religiones y sexualidad. Hay cosas que no puedo entender pero las respeto.
¿Te llevas bien con tus exparejas?
Sí. Cuando sentía que las cosas ya no funcionaban y llegaba el momento de la separación, lo hablábamos. Por eso sigo siendo amigo de mis exs, porque siempre que pasaba algo lo conversábamos.
¿No le guardas rencor a nadie?
La vida me ha demostrado que es verdad lo que dice esa famosa frase: «Siéntate en la puerta de tu casa y verás pasar el cadáver de tu enemigo». Si tú te quieres vengar tienes que cavar dos fosas: la de esa persona y la tuya, porque te vas a hacer mucho daño. Entonces, no hagas nada, sigue con tu vida.
¿Qué más te ha demostrado la vida?
Que todo es efímero. Mira, cuando uno es joven de pronto está regando el jardín y dice: “Puta, tengo que regar el jardín, ¿cuándo terminaré?” Ahora, soy más paciente. Cuando riego el jardín digo: “¡Qué lindo, le estoy dando vida a la plantas!” y lo tomo como un trabajo agradable.
Eres una persona feliz. ¿Cuál es el secreto?
Vivir el día a día, no tenemos otra cosa. El pasado es un cementerio, el futuro es una incógnita. No solo vivo el presente, vivo el momento. O sea, que después de esta entrevista voy a ensayar y después al cine es solo un proyecto. Ahorita estoy concentrado en esto… Podemos estar hablando ahora y antes de que salga esta entrevista me puedo morir. Tengo 83 años. ¡Me sacan en portada, eh!
Fotos: Renzo Díaz
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