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    Vida Vian

    Detox digital

    Si después de navegar por las redes sociales te sientes angustiado, triste, molesto o todas las anteriores, es momento de dejarlas un poco de lado.

    A todo lo que nos trajo el 2020, este año en nuestro país le sumamos la guerra por el sillón presidencial que, sea cual sea el resultado, no nos dejará contentos. No hemos tenido tiempo para procesar todo lo que ocurre y ya estamos asustados con lo que ocurrirá.

    En medio de esta coyuntura, las redes sociales que en mejores tiempos nos sirvieron para entretenernos, mantenernos informados sobre lo que pasa y conectar con quienes nos interesa, ahora presentan una sobrecarga de noticias desalentadoras con titulares tendenciosos o exagerados que solo buscan clics y consiguen que los sabiondos dediquen buena parte de su día a pelear por tener la razón. En el otro extremo, aparecen personajes empalagosos que nos regalan sus mejores ángulos con frases como: “tienes que echarle ganas”, “tienes que ser fuerte”, “todo va a pasar”. (Sabemos que es cierto, pero en estos tiempos en los que sentir emociones como la tristeza y la ansiedad es algo tan común, es irresponsable que les digan a sus miles de seguidores que está mal sentirse mal).

    Gracias a esta combinación de negatividad tóxica por un lado y de positividad tóxica por el otro terminamos con un cóctel de emociones que a veces es difícil de gestionar. Después de escrolear un rato en Facebook o mirar las últimas noticias en Twitter terminamos inmersos en la tristeza por todo lo que está pasando y, además, saturados de toda la mala onda que últimamente se esparce por ahí entre conocidos y desconocidos. Entonces, saltamos a Instagram, para después de un rato de enterarnos sobre la vida ajena, sentirnos culpables por no habernos convertido en una mejor versión de nosotros mismos, no haber aprovechado el tiempo o no haber sacado adelante un emprendimiento en este tiempo pandémico. Probablemente tampoco podremos ir a Estados Unidos «como está haciendo todo el mundo» para acceder a una vacuna que seguimos viendo lejana. Los “hubiera” y los “debería” atormentan más que nunca.

    Esta actividad que hacemos a diario además de agotamiento trae frustración. No hay mucho que podamos hacer para cambiar las cosas solo descargar por las mismas redes sociales, y este círculo vicioso puede ser peligroso.

    Si dejaron de ser divertidas, es momento de dejarlas
    Hay mucha información, diferentes estudios que demuestran que pasar mucho tiempo en las redes sociales puede aumentar los sentimientos de estrés, ansiedad y depresión. ¿Cuáles son las señales de alerta que nos indican que es tiempo de dejarlas un poco de lado? Belisse García-Godos, médico psiquiatra y terapeuta, explica:

    “Debemos descansar de las redes sociales si nos traen cansancio físico y mental y disminución de la energía. Si sentimos algún síntoma físico como dolores de cabeza o si nuestro sueño o apetito están siendo afectados. Si dejamos de lado actividades importantes por estar en las redes sociales o si estamos enganchados todo el día o días dándole vueltas a ciertos temas y vemos que esto está afectando nuestro ánimo y nos sentimos irritables, tristes y ansiosos con lo que vemos y escuchamos.

    No habrá mucho problema si tenemos en cuenta que las redes sociales existen para ayudarnos, informarnos e informar, y que habrá personas que no piensan como nosotros y lo dirán. Y que, además, somos dueños de lo que hacemos y permitimos, y los que decidimos a quienes seguimos. Pero si no es así, puede afectar nuestra salud mental y nuestras relaciones familiares, sociales y laborales. Si la sobreinformación y las discusiones nos afectan, es importante tomar un descanso y mantenernos informados por otras vías, dosificando las noticias y asegurándonos de que vengan de buena fuente».

    ¿Por qué discutimos en las redes sociales?
    Un like es aprobación. Cuando a alguien le gusta lo que publicamos nos sentimos validados, comprendidos, importantes, “parte de”. Es una recompensa social que genera una sensación que nos motiva a la repetición, especialmente en tiempos difíciles.

    Somos seres sociales a los que la pandemia nos está impidiendo socializar. Como ahora la mayoría de nuestras interacciones son online, no tenemos estímulos físicos como una sonrisa, una palmada en la espalda o un apretón de manos que nos digan que vamos bien. Tampoco tenemos sobremesas para intercambiar opiniones con nuestros amigos sobre los temas que nos preocupan, así que nos despachamos en las redes sociales.

    Algunas personas han descubierto que generar polémica es una buena manera de hacerse notar. A algunos de sus amigos y seguidores les gustará su publicación y le darán los esperados likes, otros no estarán de acuerdo, así que opinarán sobre su opinión. Ese intercambio muchas veces se convertirá en ataques entre unos y otros y entre comentarios, el autor habrá conseguido la atención deseada y con ella ese subidón de dopamina que viene tan bien en medio de una coyuntura complicada. Por eso, probablemente, hará lo mismo al día siguiente.

    “Creo que la mayoría de los seres humanos quiere ser aprobado, pero cuando esto se convierte en una regla o una forma de vida y rige lo que hacemos es cuando trae problemas. Ahí es cuando utilizamos las redes en búsqueda de aprobación, comportándonos de la manera que creamos necesaria para conseguirlo y de acuerdo a lo que la gente me dice u observo que genero en ellos», dice Belisse.

    «En tiempos difíciles creo que uno ve la aprobación como sinónimo de apoyo y no es así. Una persona puede ser mi amiga o familiar y no aprobar lo que hago o pensar como yo. Tengamos en cuenta que los seres humanos tenemos diferentes opiniones y no necesariamente alguien tiene que aprobarlas para que sea “verdad”. Mi opinión es mi punto de vista. Claro que si voy a compartirla en redes lo ideal sería que mi publicación esté bien fundamentada porque otras personas la tomarán como información. Otras personas con diferentes perspectivas no pensarán igual que yo y yo tampoco lo aprobaré, pero eso no significa que sea mentira.

    Finalmente, recordemos que la “aprobación” es de la opinión y no de la persona. Si eso sucediera estaríamos yendo en contra de sus derechos y pasaríamos a tener una comunicación agresiva”, agrega.

    Sí, sí, ya te vimos
    Las discusiones en redes sociales no aportan nada porque no solucionan nada. En este tipo de publicaciones gana quien tiene la última palabra. El like es el equivalente al “tienes razón” en una discusión entre necios, solo alimentan el ego del que “sabe más”. En esta coyuntura en la que es tan necesario intercambiar ideas, las redes sociales las contaminan. ¿Qué podemos hacer para tener un intercambio de ideas que nos nutra en lugar de desgastarnos?

    «Tener en cuenta que se trata de discutir un tema no con alguien. No meterse con la persona ni con su vida y estar abiertos y flexibles a que todos tenemos diferentes puntos de vista. Hacerlo siempre con respeto y habiéndonos informado bien antes. Para que la discusión sea beneficiosa debemos preguntarnos: ¿Qué es más importante para mí: pelear o mantener una amistad? ¿Tener likes o mantenerme asertivo? En algunas ocasiones a todos nos provoca comentar alguna publicación con la que no estamos de acuerdo, pero cuando eso sucede debemos parar un rato y evaluar si es realmente necesario hacerlo teniendo en cuenta que puede terminar en una discusión. Si nos expresamos de manera pública, en discusiones abiertas de periódicos o medios de comunicación, ahí creo que hay que bañarse en bastante aceite y saber que puedes defenderte cuando así lo requieras y que nadie tiene derecho a insultarte», recomienda la especialista.

    No son ellas, eres tú
    Las redes sociales son una gran herramienta para mantener contacto especialmente en este tiempo de distanciamiento social, pero si las usamos para combatir el aburrimiento o la soledad y al final terminamos sintiéndonos abrumados, no están sumando a nuestro bienestar. Todo depende del uso que les damos.

    Si:
    – Te la pasas escribiendo comentarios negativos en las publicaciones de otras personas, conocidas o no, o discutes con tus amigos.
    – Estás pendiente del número de likes que genera tu publicación y tu estado de ánimo depende de eso.
    – Pasas mucho tiempo editando la foto que vas a subir y abusas de los filtros.
    – Te sientes insatisfecho con tu vida y te causa envidia ver las fotos de otras personas.
    – Sientes ansiedad cuando no estás conectado y piensas que te estás perdiendo de algo (El FOMO “fear of missing out” o miedo a perdernos algo si nos desconectamos).
    – Andar por las redes sociales es lo primero que haces en el día y lo último que haces antes de dormir.

    Es probable que necesites un respiro.

    Cada vez que tenemos “tiempo libre” entramos a ver qué hacen o dicen los demás, y cuando hay tanta bulla no podemos escucharnos a nosotros mismos. Si ese tiempo que dedicamos a las redes sociales lo usamos para “ir hacia adentro” estaremos haciéndonos un gran regalo.

    Estar en paz nos permitirá ser más receptivos y así podremos escuchar no para contestar sino para aprender del otro. Gracias a esto podremos generar intercambios que tengan sentido y que nos dejen energizados, no furiosos o desesperanzados. Nuestro país está polarizado y conversar con alguien que tenga ideas diferentes pero que también tenga claro que desacuerdo no es enemistad, puede resultar más beneficioso de lo que creemos.

    Ten en cuenta que:
    – No tienes que estar siempre «presente» en Facebook, Instagram y etc. No te estás perdiendo de nada.
    – No tienes que seguir a los “influencers” que solo alardean de frivolidades. Sé selectivo con quienes te influyen. ¿Las personas que sigues están aportando algo importante a tu vida?¿Te inspiran?¿Te hacen reír?¿Te hacen pensar?
    – No tienes que estar siempre disponible. Ni ver todos los videos que aparecen en tus redes o los que te mandan por WhatsApp, ni escuchar quejas sobre la coyuntura.

    Finalmente, ¿Realmente necesitas saber todo lo que pasa aunque sabes que esa realidad no es la realidad?
     
    Si decides empezar a aplicar el detox digital, es decir, desintoxicarte un poco de las redes sociales, hazlo a tu ritmo y de la manera que más te acomode. No es fácil. Ellas harán de todo para que estés siempre conectado (usan métodos similares a los de la industria del juego para mantener a los jugadores en su sitio). El documental de Netflix “El Dilema de las Redes Sociales” explica que las notificaciones son la principal herramienta para conseguirlo, así que una buena forma de empezar es desactivándolas o borrando las aplicaciones de tu celular. Si no puedes desconectarte todos los días, hazlo aunque sea el fin de semana. Otra opción es ponerte horarios para entrar a las redes sociales.

    Y si necesitas desahogarte, refúgiate en quienes te escuchan, te sostienen y te dan calma en medio de la incertidumbre. Y no te olvides de la reciprocidad y la retroalimentación.


    Sigue a la doctora Belisse García-Godos, aquí:
     Belisse García-Godos

    Por Sandra Roncagliolo

    martes 1 de junio, 2021