El duelo en Navidad
¿Cómo lidiar con la tristeza en una época que nos exige estar felices? Úrsula Barboza, terapeuta de duelo, nos da recomendaciones para poder sobrellevar la ausencia de nuestro ser querido durante las celebraciones.
Enfrentar la Navidad sin esa persona que pensamos que siempre iba a estar es difícil. En esta época llena de reencuentros, en la que las tradiciones cobran especial importancia y nuestros recuerdos felices afloran, su ausencia está más presente que nunca, y eso puede llegar a ser abrumador, especialmente si la pérdida es muy reciente.
Entre tantos estímulos que se nos presentan incluso antes de que llegue diciembre encontramos disparadores emocionales que nos llevan a sentir con mayor intensidad, por lo que mantener la serenidad se convierte en un gran reto. ¿Qué podemos hacer ante ese choque entre nuestros sentimientos y las obligaciones sociales?
Si somos nosotros los que estamos pasando por esta etapa difícil, debemos comprender que todas las emociones tienen una función en el proceso de asimilar la pérdida. Permitirnos sentirlas, expresarlas con nuestros familiares y amigos cercanos y tener momentos de soledad y desahogo nos ayudará a encontrar el equilibrio.
Si queremos consolar a quien está lidiando con la muerte de un ser querido, debemos entender que es normal que esa persona haya perdido la alegría y el entusiasmo y enfocarnos en hacerle sentir nuestra compañía sin exigencias. En ambos casos, el amor, el respeto y la comprensión son fundamentales.
Para comprender cada caso y saber cómo actuar conversamos con la terapeuta de duelo Úrsula Barboza. Nos dio las siguientes recomendaciones:
“La primera Navidad en duelo puede llegar a ser un desafío emocional superprofundo. Sabemos que no todo el mundo lo vive de la misma manera. No a todos les afecta lo mismo ni necesitan lo mismo. Entonces, doy estos consejos que son muy abiertos para todas las personas, pero en realidad cada uno debe buscar qué es lo que le ayuda”, dice.
Permitirnos sentir. El duelo no se vive desde la mente, se vive desde el corazón. Tenemos que permitirnos sentir lo que tengamos que sentir, así sea nostalgia, tristeza, rabia, envidia, cólera… Es muy importante no juzgar nuestras emociones, no obligarnos a estar felices porque en esta época “todo el mundo debería estar feliz”.
Comunicar lo que necesitamos. Debemos contarle a nuestra familia y amigos cercanos cuando no nos sentimos bien o no nos provoca participar en alguna actividad o ser parte de alguna reunión. Muchas veces no lo hacemos porque no queremos caer o quedar mal, pero lo mejor es hablar. Las cosas claras para que no se generen malos entendidos, con mucho respeto obviamente.
Establecer nuevas tradiciones. Si hacemos lo mismo que hacemos todos los años la ausencia física de ese ser querido se va a notar mucho más, porque siempre fue parte de eso. Hacer cosas diferentes ayuda. No es que no vamos a sentir la ausencia, obvio que sí, pero si salimos de viaje o comemos pizza en lugar de lo de siempre, nuestro cerebro estará más ocupado tratando de adaptarse a lo nuevo. También podemos elegir simplemente no celebrar.
Vivir el duelo en compañía es otro desafío, así que debemos conversar con quienes viven con nosotros y llegar a un acuerdo para que ese día cada uno tenga el espacio para hacer lo que quiera.
Conectarte con tu ser querido. Podemos reservar un momento de la Nochebuena o de cualquier día del mes de diciembre en el que todo va más rápido para conectar con esa persona que murió. Crear un ritual que sea solo de los dos es superbonito. Podemos prenderle una velita, escribirle una carta o soltar un globito al cielo, por ejemplo.
Conectarte contigo. También debemos pensar ¿de qué manera me puedo sentir bien? Darnos un espacio dentro de este mes que es una locura. Buscar momentos de soledad para reflexionar, desahogarnos o simplemente no hacer nada.
Buscar ayuda. No siempre podemos solos. Si lo necesitamos realmente debemos buscar a un buen amigo y decirle “Necesito esto” o “No quiero estar solo”. Si nos sentimos sobrepasados, es recomendable visitar a un terapeuta o asistir a un grupo de apoyo.
Ser flexibles. No debemos exigirnos tanto. Nada de: “Tienes que hacer esto”, “Tienes que mostrarte feliz”, “Tienes que asistir a todas las reuniones”. Podemos decir que no y no pasa nada. No hay que obligarnos a realizar algo para lo que no sabemos si estamos preparados. Puede pasar que confirmamos nuestra asistencia a algún evento y cuando llega el día no nos provoca ir o que cuando ya estemos ahí nos sintamos abrumados. Si eso pasa, simplemente decimos: “No me siento muy bien, nos vemos después, gracias por todo”, y nos podemos ir. No nos forcemos, seamos muy compasivos, pacientes y buenos con nosotros mismos.
Hacer voluntariado. Realizar un acto de bondad en nombre de nuestro ser querido que murió ayuda mucho. Podemos donar algo, hacerle regalitos a los niños o hacer algún acto de generosidad.
Confiar. Todo pasa y vamos a estar bien. Debemos confiar en que esto que sentimos no va a ser eterno. Estar conscientes de que la Navidad es solo dos días. No es todo noviembre y diciembre, por más que se empiece a sentir así por las decoraciones de las tiendas y las calles.
¿Cómo apoyar a una persona que enfrenta su primera Navidad sin su ser querido?
Validar sus emociones. Permítele sentir lo que tenga que sentir. Evita frases como “Tienes que ser fuerte”, “Deberías estar feliz porque es Navidad” o “No llores porque no dejas descansar a tu ser querido”. Simplemente a veces es mejor no decir nada o decir: “Está bien lo que sientes, yo estoy aquí para ti”.
Es importante escuchar activamente a esa persona porque generalmente, quienes están en duelo, especialmente en duelos recientes, lo que necesitan es hablar de lo que sienten y de su ser querido que murió”.
Hacer efectiva la ayuda. Convertir el “Llámame si necesitas algo” en actos específicos. Si sabes que esa persona tiene que hacer algo puedes hacerlo por ella. Ir a comprar, preparar algo o acompañarla a hacer lo que necesite… esas pequeñas acciones pueden ser de gran ayuda.
Respetar los límites. Es probable que esa persona no conteste los mensajes que le envían o que no quiera hablar. O que la inviten a una reunión y no quiera ir. Debemos respetar lo que está pidiendo en ese momento y cuidar de no hacerla sentir mal por ello. No: “Oye pero ven, vas a estar bien, no te preocupes si lloras…” Si dice no, no es no y está bien. Otra opción es preguntarle qué le provoca hacer y adaptarse. De repente prefiere estar en una reunión pequeña y no en una en la que haya muchas personas.
Recordar a su ser querido. La persona en duelo tiene la sensación de que la vida continúa para los demás y nadie se acuerda de su ser querido. Debemos demostrarle que no es así, mencionando a la persona que falleció y compartiendo los recuerdos que tengamos con ella. Decirle “Estoy pensando mucho en… yo sé lo que significa para ti”.
Ser muy pacientes. No hay que apurarlos en su proceso ni decirles que no lloren. Simplemente debemos dejarlos que vivan su duelo como necesiten vivirlo.
“El mejor regalo que le podemos dar en Navidad a una persona que está en duelo es nuestra presencia y comprensión”, agrega Úrsula, y resalta la importancia de acompañarla no solo durante esta celebración. “La vida continua y uno sabe que todo el mundo tiene que seguir con su vida. Se empiezan a olvidar y ya no te llaman tan seguido. Entonces hay que estar presentes no solo en las fiestas. Debemos mostrar interés y apoyo antes y después. Hacer que la persona que está en duelo tenga la seguridad de que no te has olvidado de ella ni de su ser querido”, finaliza.
Para quienes necesiten entender un poco más el proceso del duelo, Úrsula ha creado un taller en el que compartirá herramientas del alma que los ayudará a caminar con alegría, paz y esperanza este fin de año.
Si desean inscribirse, toda la información está aquí: “Celebrar Navidad con el Corazón en Duelo”
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