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    Vida Vian

    La Forchetta: La cocina italiana enamorándose de la cocina peruana

    En la avenida 28 de julio, en Miraflores, se encuentra este cálido restaurante de cuatro tenedores con espíritu de trattoria.

    Diego Ascenzo proviene de una familia de doctores. Al terminar el colegio tenía como opciones estudiar medicina o cocina, pero ingresar en sexto puesto a la facultad de medicina le hizo pensar que seguiría con la tradición. Sin embargo, al quinto año de carrera, se aburrió de leer tanto y “no poder meter mano”.

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    “Cuando era chico, cocinaba con mi mamá y hacía parrillas con mi papá, y siempre les preguntaba sobre sus técnicas. Me llamaba la atención porqué en la cocina las cosas se tenían que hacer de cierta manera. Y ya de grande, en lugar de leer tanto sobre medicina, prefería tener una receta y hacerla. Los fines de semana cocinaba, hacía parrilladas, fusionaba platos», cuenta.

    Diego dejó la medicina y se inscribió en la escuela de cocina. Y aunque tuvo que pasar previamente por el psicólogo para que le dijera que todo estaba bien, que simplemente estaba tomando una decisión importante, recobrar el interés y el gusto por estudiar fue la mejor señal de que su decisión fue acertada.

    La Forchetta2
    «Estudiar cocina fue súper emocionante. Leía, veía y hacía. Practicaba mucho en las clases y después, en casa, compraba 3 lomos finos de 20 kilos y al día siguiente ya tenía 10 platos diferentes servidos en la mesa. Yo decía: «esto es lo que quiero hacer el resto de mi vida». Se despertó en mí esa pasión de hacer cosas, de levantarme temprano para ir al mercado y ponerme a cocinar», agrega.

    Diego terminó la carrera de cocina, estudió la maestría internacional Master Cuisine y fue profesor del instituto donde estudió. Después, se fue a Chiclayo a enseñar cocina en una escuela y, de pasadita, a aprender todo sobre la comida del norte.

    La Forchetta

    El lugar. Mientras Diego estaba en Chiclayo, cocinaba con su hermano Javier la idea de tener un restaurante en Lima. Javier (quien también estuvo un tiempo en la facultad de medicina antes de convertirse en administrador) se encargaría de la logística y los números y Diego, de la cocina.

    Para hacer realidad su proyecto, los hermanos Ascenzo compraron una casa, pero como no cumplía con las exigencias de la municipalidad tuvieron que derrumbarla y construirla de nuevo. ¿El resultado?: un amplio y cálido restaurante de cuatro tenedores. La Forchetta tiene espacios para todos los públicos y ocasiones. Un ambiente elegante, ideal para almorzar o cenar en familia y otro más moderno, creado pensando en el público joven. Además, cuentan con un espacio privado para quienes quieran hacer algún evento corporativo o familiar. Los visitantes también tienen la opción de estar en el bar y disfrutar de buenos tragos y los piqueos del restaurante.

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    La comida. «Fusionar, crear, probarlo todo y volver a crear. Cada día queremos que disfrutes en tu mesa tanto como disfrutamos en esta cocina.  La comida italiana de los abuelos enamorándose de nuestra comida peruana fue lo mejor que pudo pasar para que pudiera nacer La Forchetta», se lee en la carta del restaurante.

    «Lo que ofrezco es una comida distinta. Acá rescatamos la cocina antigua de la abuela, los aderezos de largos tiempos a baja temperatura. También, tenemos fusiones novedosas entre los sabores de Italia y de Perú, especialmente del norte», cuenta el chef.

    En la carta de La Forchetta podemos encontrar Gnocchi frito amazónico, de plátano maduros asados al horno acompañados de una salsita dulce de cebolla y coco; un risotto en esencia del norte hecho con langostinos, conchitas de abanico, zapallito loche, chicha de jora y culantros y ajíes, y una lasaña de seco de ternera, entre otras opciones de platos italianos con sabores norteños.

    SONY DSCPolenta de la Nonna

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    En la carta también destacan platos que tienen como base los que el chef comía de niño. «Mi mamá preparaba full pastas en casa. Había un plato que me encantaba, que tenía salsa blanca y salsa boloñesa mezcladas. ¡Sabía espectacular! Ese plato me inspiró y ahora tengo en la carta el Bucatini en salsa Olga, dedicado a mi mamá y su amor por la cocina», finaliza Diego.

    Para acompañar los platos, La Forchetta tiene una cava que alberga alrededor de 400 botellas de vinos italianos, franceses, argentinos y chilenos. Y, de vez en cuando, ofrecen al público barra libre de pizzas y un imperdible festival de pastas.

    Facebook: La Forchetta

    Fotos: Cecilia Boza

     

     

    Por Estilo de vida

    viernes 26 de mayo, 2017