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    Entretenimiento

    Las tres viudas

    La comedia teatral se presenta hasta el 13 de marzo en el teatro Luigi Pirandello

    baja1«Basta, por Dios, de sermón, / que esto, mamá, no es vivir». A algunos espectadores, de oídos duros, se les hará difícil, entre tanta musicalidad, distinguir los anteriores octosílabos. Pues bien, así inicia «Las tres viudas», obra en dos actos escrita por el peruano Manuel Ascencio Segura, y que en las siguientes semanas se estará montando en el Teatro Pirandello, del Instituto italiano de cultura. ¿Responsables? Cómo no: Los Productores. ¿Antecedentes? ¿No se acuerdan?: «TOC*TOC». Entonces, ahora que tenemos su atención… ¡Entérese! Pues este montaje tiene sus particulares.

    «Y, ¿qué más?… A ver, ¿qué más?». El hecho: 1921, una casona típicamente limeña, aristocrática, decadente. Doña Martina (Sofía Rocha), mujer rozando la valla de los sesenta, viuda y madre de Micaela (Gisela Ponce de León), veintipocos, también viuda. La madre quiere asegurar el futuro de la hija imponiéndole un matrimonio con don Melitón (Carlos Tuccio), un lord octogenario de gran patrimonio; por supuesto, Martina también quiere su pedazo. Pero Micaela ama a don Pablo, una suerte de dandy criollo, joven, con labia, buenmozo, mujeriego; y ahí se desata el lío, con la llegada de doña Clara (Jimena Lindo), amiga de Micaela y viuda, que viene a desmentirlo.

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    «Las tres viudas» se presenta como una comedia de enredos. Costumbrista. Y, por costumbrista, profundamente crítica. «Aquí hay, racismo, clasismo, hay arribismo, muchísimos temas que toca la obra y que están exacerbados. Muchas cosas que hemos arrastrado los peruanos, que son incorrectas pero aun se dan en el ámbito más íntimo», nos comenta Sofía Rocha hablando sobre el lado más filudo del texto. Pues no hay que perder de vista la relevancia de montar una obra más que centenaria cuando la hay: su vigencia, su actualidad, universales.

    «Es el encuentro de dos épocas. El encuentro de las ideas antiguas con la modernidad que va entrando, y la resistencia que existe por parte de ese arcaísmo», nos comenta Jimena Lindo acerca de lo que ella llama una historia de tres mujeres «que buscan sobrevivir en un mundo de hombres». Y aquello es un elemento efectivo de la obra, sabiamente potenciado por la adaptación del director Carlos Galiano, quien traslada la acción a la esplendorosa Lima bajo el influjo de la belle époque e ilustra el empoderamiento de las mujeres a través de los vestidos y los sombreros con resonancias de Gloria Swanson y Coco Chanel.

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    Otra jugada importante de la adaptación de Galiano es la fecha. Mencionamos que la acción transcurre en el año 1921, cuando la obra fue escrita y ambientada en 1841, ochenta años antes. Y es así como, en el fragor del primer centenario de la independencia, el argumento toma aun mayor fuerza: todas esas taras decimonónicas, toda esa cucufatería y esa injusticia permanecen intocadas aun cuando el país ya cumple su significativo cumpleaños número cien. De ahí que otros personajes y parlamentos añadidos sirvan para otorgar voces que en el original fueron pasadas por alto, pero que en la versión de Galiano reivindican cuestiones indispensables, como los derechos de los indígenas desplazados durante más de 400 años y la legitimidad de los derechos de culturas esclavizadas.

    «Lime usté un poco el estilo». Claro. «Las tres viudas» tiene bondades indiscutibles en la dramaturgia, tanto en el original como en esta adaptación, pero, como no puede ser de otra forma, el elenco es el canal inherente de todos esos recursos, de toda esa «musculatura», como bien acertó Lindo. La obra nos entrega admirables actuaciones, hilarantes insertos donde los personajes se lanzan pullas al más puro estilo criollo, valses que dotan el clima general de la ficción de una suerte de picardía que convive a la par con una profunda melancolía, y un admirable sentido del ritmo que no decae en ningún momento de los dos actos.

    Todo ello a través de la mejor forma de la comedia, donde la crítica, la sorna y la ironía vienen con un coqueto envoltorio, pero que sin duda trascienden la categoría de «comedia de enredos» para alcanzar alturas más trascendentales. «Las tres viudas», versionada y dirigida por Carlos Galiano, se presenta de jueves a lunes a las 8:30 p.m. en el Teatro Pirandello. «Que Dios nos perdone a todos».

    LAS TRES VIUDAS
    Teatro: Luigi Pirandello
    Horarios: Jueves a lunes a las 8:30 p.m. y domingos a las 7 p.m.
    Temporada: Del 18 de enero al 13 de marzo.

    Por Entretenimiento Vian

    lunes 27 de febrero, 2017