Mírame bonito
Sandra Muente presenta su canción más personal. Está dedicada a su esposo Rik, quien le lleva veinticinco años, y a ese amor que “nadie creía que iba a funcionar porque es bastante inusual”. La fusión de talentos y mucho amor, comunicación y libertad son los principales ingredientes de la fórmula de la felicidad de esta linda pareja. Esta es su historia.
Los primeros encuentros entre Sandra y Rik fueron en eventos. Un amigo de Sandra que formó parte del elenco de “Loco Cielo de Abril” le pidió que lo acompañara a la premiere. Ella no quería ir porque acababa de terminar una relación y estaba superdeprimida, pero ante tanta insistencia, fue.
Ahí vio a Rik, que hizo la música de la película. Ella recuerda que, aunque no fue flechazo, le llamó la atención. “Lo vi y dije qué churro. Aparte venía superbién producido”, cuenta. Poco tiempo después se saludaron en el estreno de “Los Locos Adams”. En ambas ocasiones él había estado acompañado, así que Sandra nunca se imaginó lo que sucedería unos meses después.
¿Cómo empezó su historia de amor?
Lancé la canción “Cómo te explico”, una balada que es a piano y violines y que cuenta la historia de una chica que quería terminar una relación y no sabía cómo decirle a su pareja que no era feliz.
Rik comenta en mi muro de Facebook: “Qué buen tema, este es el tipo de música que te va muy bien. Felicitaciones Sandrita, qué gran canción”. Y yo como que “Ay muchas gracias. Lo máximo, Rik. A ver qué día hacemos música juntos” o una cosa así, como siempre hago con todos mis amigos músicos, porque tenía en mi cabeza “este señor tiene novia, es casado, algo… aparte es un señor”. Entonces él me envía un mensaje: “De verdad que tu canción es muy bonita, es el tipo de música que te conviene hacer. Yo nunca me he querido meter porque no es mi tema, pero qué buena letra. Además, me siento muy identificado”.
Continuó la conversación y además te dio información importante
Y que yo no pedí.
Dos meses después su asistente me invitó a hacer un casting. Fui con mi mamá y mi hermana a su casa de audio y ese día todos hablamos de la vida y de la música y nos reímos.
Se metió a la familia al bolsillo a la primera
Sí. Le dije para juntarnos otro día y me contó que estaba haciendo unos trámites porque se estaba mudando. Se acababa de separar y estaba pasando por un proceso un poco difícil…
De nuevo te dio información importante
Estrategia…
Días después fue a verme cantar a “El Cocodrilo Verde”. A mí me gustaba otro chico, así que no pensaba en Rik con un interés romántico. Es más, como llegó solo al concierto y se sentó en la mesa de mi mamá pensé que, como son contemporáneos y ella es preciosa y en ese momento estaba soltera, era ella la que le había gustado.
Pero mi mamá me dijo: “Hijita linda, ¿este hombre qué onda? Creo que está interesado en ti. Te dejo esa información que rescato de lo que veo y tú ya sabrás para dónde quieres ir”. Yo le respondo: “Bueno, es churro y buena onda, pero podría ser mi papá, ¿no? Estás viendo muchas novelas”.
Días después siguieron algunos mensajes por WhatsApp, hasta que llegó su santo y lo saludé. Él estaba en Arequipa, pero apenas regresó a Lima me dijo para vernos. Yo justo iba a preparar comida mexicana en la casa de mi mamá, así que lo invité. Era en plan amical porque yo soy bien amiguera y claro, tampoco me gusta dar señales equivocadas, pero quería ver qué onda.
¿Y qué onda?
Cenamos todos, conversamos de la vida, empezamos a compartir cosas de música. Mi mamá y mi hermana se fueron levantando y se fueron yendo a dormir y él y yo nos quedamos hablando como hasta las dos de la mañana.
¿Ya empezabas a mirarlo diferente?
En ese tiempo yo lo observaba. Después de haber terminado esa relación y de ser totalmente invisible para esa persona que me gustaba, mi autoestima era cero. Me había ido muy mal en las relaciones amorosas.
Poco tiempo después empezamos a trabajar juntos. Rik estaba dirigiendo su primera película musical y me propuso que entrene a los actores, así que pasamos como una semana viéndonos. En una de esas me cuenta: “Sabes qué me está pasando, que me estoy enganchando con alguien…” En esa época él trabajaba con mujeres guapísimas de la industria, así que yo le iba dando nombres “¿Con Fulana?, ¿Con Perenceja?” Y él: “No, no. Con ella no y con ella tampoco… Contigo”. Y yo: “Ya… ehhh… Mira, acá tal persona está desafinando, y hay que hacer este arreglo y cambiar esta palabra…”
Y me dice: “¿Por qué me estás ignorando? Te acabo de contar algo muy importante, no me cambies el tema”. Le respondí que no sabía qué decir, que me había quedado congelada y que estaba procesando la información. Se rio y me preguntó: “¿Me podrías dejar que te dé un beso?”. Y yo dentro de mi cabeza tenía tres voces, una que me decía “chápatelo”, otra que me decía “no lo hagas” y la otra que me decía “¿qué puedes perder?”.
¿Y a cuál le hiciste caso?
Me demoré como treinta segundos en decidir y dije: “No sé, no sé…” y él: “Bueno, puedes probar. Si no te parece bien ahí quedó y todo bien”.
Yo respondí: “Bueno, esto no es nada profesional”. Entonces no sé cómo pasó, pero estábamos chapando. Ese beso duró bastante tiempo y le dije “Espérate, esto se está poniendo muy intenso así que mejor me voy a mi casa”.
¿Te asustaste?
No quería pasar líneas. Estaba dejando que mi cerebro y mi cuerpo accionen según lo que estaba sintiendo, pero estábamos trabajando. Además, ¿qué pasa si era solo algo momentáneo? Él se había separado hace no mucho y yo no quería ser la tablita de salvación ni tampoco quería que me vuelvan a romper el corazón.
Como era tarde insistió en llevarme a mi casa. En el carro me dio otro beso y yo cuando bajé ya estaba con cara de estúpida. No pude dormir en toda la noche. Al día siguiente mi mamá, mi hermana y mis amigas me preguntaron qué había pasado, porque se me veía feliz.
El qué dirán ya no importaba tanto porque estaba aprobadísimo por tu gente, solo tenías que tomar la decisión
Sí. Una amiga me dijo: “Te pone feliz, te hace feliz, no le estás haciendo daño a nadie, no te has metido en ninguna relación, ¿qué puedes perder?”. Y yo: “Sí, pero vamos a vivir esto con calma”. Así que las primeras dos semanas Rik y yo nos escribíamos mensajitos, pero yo me le escondía. Entonces él se fue a Arequipa porque era la graduación de uno de sus hijos y ahí les contó que estaba saliendo conmigo.
Faltaba la aprobación de su gente
Yo no quería que sus hijos piensen que soy la chibola que está detrás de su papá, porque eso es lo que la gente piensa de una chiquilla y de un señor mayor.
O que estás con él para que te grabe el disco…
Exactamente. Yo tenía muchos issues con eso porque yo trabajo desde que tengo memoria, para mí era muy importante dejarlo en claro. Por eso puse mi distancia, pero hablábamos todos los días y eso me ponía feliz.
¿Y cuándo te rendiste a tus sentimientos?
Cuando Rik llega a Lima me manda un mensaje: “Ya llegué, ¿vienes mañana?” Y yo en una de esas, hablando con mi amiga, le dije: “Bueno, vamos a probar”.
Cuando lo veo se me prenden todas las mariposas de la barriga. Lo abrazo, lo beso, y me dice: “No puedo, estoy enamorado de ti. Han pasado dos semanas de estar hablando y viéndonos un poquito para darme cuenta de que quiero algo contigo”.
Le pedí que, si íbamos a ser enamorados, conversemos sobre cómo funcionamos, porque no quería secretos ni malos entendidos. Yo le hablé sobre mis luces y mis sombras y él también me contó todo. En nuestros cuentos hay momentos muy oscuros, entonces tocó asumirlos. Afortunadamente los dos creemos en la terapia, en reorganizar nuestras vidas y en reconfigurarnos. Yo me di cuenta de que él había aprendido muchísimo de sus errores y él se dio cuenta de que yo, aunque era muy chica, había vivido bastantes cosas. Y quedamos en que si algo no funciona, nos lo decimos. A partir de ahí fue todo bello.
Ahora tocaba presentarlo a tus amigos y a tu familia extensa, ¿cómo lo tomaron?
Por supuesto hubo miradas como de “estás con alguien que es de la edad de tu papá”. Algunos amigos me preguntaban “¿Qué estás haciendo con tu vida?” No querían que la vuelva a pasar mal, pero yo les respondía: “Agradezco su cuidado, pero estoy feliz y ya me tocaba. Si se complica lloraré y sufriré, y si quieren estar ahí para levantarme del piso otra vez pues gracias. Y si no, no pasa nada”. Afortunadamente nuestra relación siempre ha sido muy bonita.
¿Y cómo fue cuando te presentaron a tus suegros?
Mi suegro era el que más problemas tenía con que Rik se vuelva a enamorar, pero en el momento en el que me conoció nos hicimos mejores amigos. Me miró y le dijo: “Esta chiquita me gusta”. Y a mí me dijo: “Vas a ser mi pequeña flor”. Así me bautizó y él era mi adoración. Y mi suegra es buena y linda. Los dos me acogieron maravillosamente bien.
¿Cómo te llevas con tus hijastros?
Tengo 3 hijastros. Con los grandes es como si fuéramos amigos, nos llevamos increíble. Nos vamos a comer juntos todos y claro, ya hemos vivido el chiste de que la señorita que nos atiende pregunte: “Señor, ¿qué le traigo para sus hijitos?”, porque uno de ellos es solo un año menor que yo.
De ahí viene el más chiquito que acaba de cumplir 18, pero cuando lo conocí tenía 8. Yo tenía miedo de que me lo presente porque yo había sido una ladilla con el primer enamorado que mi mamá tuvo después de que mi papá murió. Pensaba que la vida me iba a devolver el karma porque me porté muy mal… pero no, nos llevamos increíble.
Encontraron además de a su compañero de vida, a su dupla creativa y hasta a su coach. No solo trabajan juntos, también se motivan a cumplir sus sueños…
Siempre. Por ejemplo Rik quería ser actor, pero su círculo le decía “¿Qué vas a ser tú eso?” Así que durante nuestra relación pudo empezar a sacar sus sueños guardados. Se metió a un par de talleres que le recomendé y actuó en mi obra de la tesis… Yo lo ayudaba a hacer castings y lo empezaron a llamar para hacer comerciales, le encantaba.
Un día me contactan porque necesitaban actores para una serie que se iba a grabar en México, así que les envié la información de un montón de actores y me dicen no, queremos tal perfil. Pensé que Rik podía encajar, así que mandé sus fotos. Le hicieron un videocasting y pasó, otro videocasting y pasó…
Y fue así que poco tiempo después se enrumbaron a México para que Rik participe nada más y nada menos que en la serie de Luis Miguel de Netflix
Era locazo porque en esa época nuestra vida estaba hundiéndose por muchas cosas, pero también pasaban estas cosas que eran como rayitos de sol.
Por un lado nos estábamos abriendo camino a nivel profesional, y por el otro estábamos atravesando por problemas financieros debido a una estafa de la que Rik fue víctima un año antes. A eso se sumó que su empresa sufría una etapa de transición importante, pues la publicidad empezaba a cambiar por el auge del contenido digital…
Y, como si fuera poco, llegó la pandemia
Sí. Por ella perdimos nuestros estudios de grabación en Lima y nos quedamos varados en México. La estadía que habíamos programado dure tres meses se tuvo que extender seis meses más.
Fue muy duro. Muchas veces las parejas se rompen por problemas de plata, pero yo no lo iba a permitir. Yo siempre voy a poner en una balanza ¿qué pesa más, la felicidad que tengo con este hombre que es maravilloso, es un buen hijo, buen padre, buen compañero y tiene muchas cosas hermosas o estos problemas? Sí, son pesados a veces, pero no son eternos. Van a desaparecer, pero todo esto que siento por él, no.
Yo estoy muy de acuerdo con que las personas tienen que tomar decisiones según su salud mental. Si tú no te sientes bien y no vas a resistir, todo bien, puedes decidir dar un paso al costado, pero yo vi a mi mamá estar con mi papá a través de un cáncer. Fue una compañera de oro y admiré mucho eso, y creo que eso lo aprendí de ella.
En las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, en la prosperidad y en la adversidad, ese es el voto que tú haces cuando te casas. Sea la religión que tengas eso es lo que haces, eliges a un compañero y esperas que si tú estás en esa situación, esa persona haga lo mismo. Es lo que me corresponde y además lo adoro.
Pasaron muchas cosas en México, también se casaron en una ceremonia muy especial
Estábamos en medio de la pandemia sin seguro de salud, sin nada. Yo soy mexicana de nacimiento así que tengo mis papeles, pero Rik no. Entonces, si algo le pasaba yo no iba a poder hacerme cargo de nada porque “no era mi familiar”. Él ya me había pedido matrimonio, así que le propuse que lo adelantáramos.
“¿De verdad no te importa? Porque yo sé que soñabas con un matrimonio hermoso y yo quería darte eso”, me dijo. Yo le respondí: “Tengo un matrimonio hermoso hace bastante tiempo. Si hacemos alguna fiesta alguna vez será para celebrar y pasarla bien, eso será en el momento en el que se pueda, pero ahorita no se puede. Si quieres vamos y firmamos los papeles”. Lo decidimos en junio y entre los trámites y todo nos casamos el 22 de agosto.
Como en una comedia romántica
Sí y fui muy feliz en ese proceso.
Fuimos al ayuntamiento, sacamos mi acta de nacimiento y la mamá de sus hijos mayores nos mandó su acta de nacimiento desde Arequipa… Yo tenía solo ropa de buzo o para vestirme para cantar, así que fui a una tienda a comprarme un vestidito. Mi mamá me acompañó por zoom a elegirlo. Yo lloraba y ella también. Me decía: “Yo quería estar contigo en este momento”. Y yo “Bueno, estás conmigo pues mamita y ya está”. Ella y mis hermanos hicieron pijamada durante dos semanas para acompañarnos desde Perú y estar seguros de que todo estaba bien.
Hicimos un matri con diez personas en la casa de Álex, mi mejor amigo mexicano. Todo fue sencillo pero lindo. Su mamá fue quien hizo mi ramo. Pedimos flores por Amazon, decoramos el jardín e hicimos un ritual. Ese día teníamos 150 cuentas conectadas vía zoom, nuestra familia y amigos nos acompañaron desde diferentes espacios.
Y, contra todo pronóstico, ya van a ser 9 años que Rik y tú están juntos. ¿Cuál es la fórmula?
Yo creo que somos dos plantitas diferentes pero nuestras macetas están en la misma balconera, y en esa balconera cae sol y llueve… Cuando cae sol nos cae a las dos y cuando llueve las dos nos mojamos.
Hemos tenido épocas de mucha paz, épocas de conflicto, épocas de mucha paz, épocas de conflicto… Yo tengo que permitirle resolver sus cosas solo y darle su espacio y él también me lo da a mí, pero si puedo acompañar y ayudar, lo voy a hacer. Respetamos nuestra libertad. Rik y yo nos hablamos incluso de las personas que nos parecen guapas y hacemos chistes al respecto.
No somos perfectos, claramente no, tenemos algunos pensamientos diferentes incluso sobre cuestiones de religión o de política, pero “estoy de acuerdo en estar en desacuerdo”. Estamos en el centro, eso es lo chévere, no podría estar con alguien que sea radicalmente derechista o radicalmente izquierdista, no va.
Tú has entrado a su familia naturalmente y él ha entrado a tu familia desde el día uno, pero en las redes sí los han chancado, ¿cómo lo tomas?
A mí me da risa porque por ejemplo yo cuelgo una foto con él dándonos un besito y hay personas que me ponen: “¿Es tu abuelito?”.
Antes me molestaba, pero ahora me río mucho y pienso: ah, esta persona es bruta. No le quedó claro que acá hay dos personas dándose un beso y diciendo “Te amo mi amor”. Ese comentario o es de bruto o es de alguien que quiere joder, y yo no voy a permitir que nadie irrumpa mi paz. ¿Qué tan triste tiene que ser tu vida para que vengas a comentarle cosas feas a alguien?
No es que todos los días haga posts con Rik, pero por ahí alguna vez me provoca. Durante mucho tiempo viví reservando mi vida privada, pero ¿por qué no compartir lo que es real y lindo? Porque últimamente lo que yo veo es gente haciéndose mal. ¿Por qué no mostrar que se puede ser feliz y que hay días lindos y hay días de mierda?
¿Qué pasa cuando hay días de mierda?
Si discutimos no nos gritamos. Yo soy sensiblona y en algún momento puedo llorar y él también puede estresarse, pero nuestra regla es nunca decirnos groserías ni ofendernos.
Si las cosas se están saliendo de control y no nos estamos escuchando, paramos y respiramos. Antes a él le provocaba salir, pero yo un día le dije: “Bueno, si te va a servir hazlo, pero a mí no me hace bien porque yo me quedo acá angustiada pensando. Tengo ese trauma de que pase algo mientras estamos peleados. A mí la vida me ha quitado gente y no quiero irme peleada de una habitación contigo”. Siempre lo resolvemos.
¿Qué te gusta más de Rik?
Una de las cosas que más me gusta es que no tiene miedo a mostrarse real ni vulnerable. Es abierto y amoroso, y eso es un superplus en un mundo en el que todo es enmascarar y filtrar lo que sientes. Es renegonsísimo cuando tiene que renegar y cuando se emociona baila, salta, se pone feliz, llora. Expresa lo que siente y eso me hace la vida muy fácil, porque así lo puedo leer.
Respecto a cómo es conmigo, lo que más me gusta es que siempre me impulsa. Me hace confiar y sentirme segura. O sea, cuando tengo miedo de algo él me pone claro el panorama. Me dice: “Mira, estas son todas las opciones de lo que puede salir bien y estas de lo que puede salir mal, pero yo voy a estar contigo en todo”.
Y evidentemente es un churro. Se hace cambios de look y a veces creamos personajes y lo maquillo. Me gusta porque se deja, es cero machista. Si fuera celoso y posesivo no podría estar con él. Gracias al cielo tengo a un hombre centrado y tranquilo.
Y tanto amor te inspiró para escribirle “Mírame bonito”, tu última canción
Sí. A inicios del año pasado estábamos en la playa. Yo estaba echada en la poltrona, Rik estaba durmiendo y empecé a escribirla.
Yo siempre juzgo un montón mis canciones. Sentía que la letra era muy ingenua, muy dulzona, entonces estaba como que “Ay no, suena a Floricienta”. Después pensé ¿y por qué no? Si a mí me gusta mucho esa onda. Pasaron varios días y ya en Lima, en mi terraza, puse una velita y empecé a ver fotos nuestras para inspirarme. Revisé la letra y cambié un poco la estructura. Luego fui a su estudio y le conté que había escrito una canción que quería que escuche. “¡Pero no te vas a burlar!”, le dije. Se la leí y se dio cuenta de que era para él. Se le llenaron los ojitos de lágrimas, pero como que se aguantó. “Es algo muy lindo lo que has hecho. Es muy tú y me encanta que me digas esas cosas tan bonitas”, me dijo.
Tu escribes las letras de tus canciones y Rik hace los arreglos para que puedas explotar el poder de tu voz. Obviamente esta vez no podía ser la excepción
En algún momento pensé que podía producirla con alguien más para enseñársela lista como sorpresa, pero después pensé obvio que no. Le pedí a Rik que hiciéramos la música juntos porque yo tengo muchas ideas, pero él es quien más sabe de la construcción musical de una canción. Fue un proceso largo, nos pasamos horas en el estudio y fue agarrando esta esencia muy nuestra.
La onda de “Mírame bonito” es bien romanticona. Quise que empiece con la frase “Amelo, Amale” que significa “Ojos hermosos” en zulú, un lenguaje africano que aparece en “El Rey León” que es una de mis películas favoritas. También quise que utilicemos charango, porque para mí es importante que en mi música siempre haya algo sobre mis raíces peruanas, y por último le pedí ponerle coros que tengan mucha armonía, así que Rik y yo grabamos las siete voces.
Para el videoclip grabamos con nuestros teléfonos algunas escenas en Máncora y las juntamos con varios videítos de momentos random que grabamos en nuestra casa, tonteando en la cocina o lo que fuera. Él que ha estudiado producción audiovisual y colorimetría y todo eso lo editó y yo le puse los subtítulos. Decidimos que sea algo completamente hecho por nosotros. Literalmente nuestro hijo musical.
No se me ocurre un regalo más especial para una persona que escribirle una canción…
Rik es mi regalo. Simplemente ruego a Dios que nunca nadie me lo quite. Le digo: “¡Estás prohibido, ah! ¡Prohibido! No me vayas a dejar por otra actriz más joven que yo”. Y me dice: “Más bien tú no me dejes por alguien más chibolo, porque yo me voy a hacer viejo más rápido”.
Y le respondo: “No mi amor, nada de esas cosas van a pasar. Y si lo vas a hacer, me avisas para mentalizarme a ver cómo vamos a manejar la situación, porque tendré que abrir la relación”… y nos reímos, son bromas.
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