Si nos vamos a contagiar de algo, que sea de esperanza
El equipo de Cadena de Favores Perú trabaja sin descanso para iluminar el panorama desalentador generado por el COVID-19 y recordarnos que somos una gran familia.
Sabemos de sobra que la mejor manera de frenar esta pandemia es quedarnos en nuestras casas, ¿pero qué pasa cuando no tienes casa? Tenemos claro que debemos evitar las aglomeraciones, entonces en lugar de ir a comprar ese ingrediente que nos falta, comemos lo que hay y ya, ¿pero qué haces cuando no hay nada y, como si fuera poco, las personas que quieres están en la misma situación? Algunas, además, tienen problemas de salud.
¿Qué pasa cuando no estás dentro del grupo de privilegiados a los que les preocupa el futuro porque es el presente el que te atormenta?, ¿Cuando se acaban los ahorros y no puedes trabajar y tus hijos tienen hambre?, ¿Cuando te sientes invisible porque no fuiste beneficiado con un bono del gobierno?
Héroes sin capa, pero con mascarilla
No existe peor situación para un ser humano que sentirse desamparado en medio del miedo colectivo. Felizmente, cuando parecía que todo estaba perdido, aparece Cadena de Favores Perú, un grupo que nació para recordarnos que somos parte de una gran familia y que, como sucede en todas las familias, estamos para ayudarnos.
La historia empieza a los pocos días de que se declare el estado de emergencia, cuando el empresario cervecero Diego Aste vio el famoso video en el que el avicultor Richard Huaraca anunciaba que regalaba sus codornices porque no tenía nada para darles de comer. Horas después, el alcalde de Lurín Jorge Marticorena le donó 100 sacos de alimento para aves, a cambio de que Richard retorne su valor en huevos para que sean entregados a los vecinos.
La noticia resonó en Diego, que pensó en la cantidad de granjeros que se encontrarían en la misma situación. “Me llamó muchísimo la atención el desprendimiento de este señor que prefirió regalar sus codornices antes que venderlas aunque sea a 20 céntimos. Entonces, estuve pensando y pensando y decidí donar un poquito de lo que tengo, en agradecimiento a cómo me ha tratado la vida”, cuenta.
Como la cebada malteada es un excelente alimento balanceado para los animales de granja, Diego publicó en su Facebook personal que ponía a disposición de quien lo necesite 600 kilos de su principal insumo (a pesar de que se estima que su sector tendrá una reducción en ventas de 30% a 40% como efecto de la pandemia).
A los pocos minutos de publicado, el anuncio tenía casi mil comentarios de personas interesadas. Diego se dio cuenta de que siempre se puede ayudar y que todos tenemos algo que alguien puede necesitar, así que decidió transformar su buena obra en una cadena de solidaridad. Editó su publicación y puso una única condición para la donación: que los beneficiarios se comprometan a dar huevos, leche o carne de sus animalitos, gratis.
“El propósito de una cadena de favores es que quien reciba algún tipo de ayuda se comprometa a ayudar a alguien más. Obviamente no en un futuro inmediato, sino cuando pueda, para que genere otro eslabón y la cadena crezca”, agrega.
Diego creó la página de Facebook de Cadena de Favores Perú e invitó a sus amigos, sin pensar que en menos de un mes la cadena tendría más de 45 mil eslabones. Creció tan rápido que necesitó refuerzos, así que se sumó su amigo Carlos Alberto Flores Portocarrero con quien hace obra social hace años, solo que esta vez decidieron dejar de lado el perfil bajo para aprovechar el efecto multiplicador que tienen las redes y contagiar a las personas de esperanza.
También, entraron al equipo Ricardo Urbina, Sara Pawelczyk Joo, María Ofelia Montes Pimentel, Franz Chacón Hernández, Jorge Luis Herrera Ríos, Eli Vargas Vizcarra, Flor Cristina Claudia Collantes, Lissette Del Pilar Bancayan Garrido, Andrea Pierina Vargas Villena, Katherine Laura Córdova Aguilar y Jessica Maribel Rosas García, quienes trabajan día, noche y hasta madrugadas para confirmar la veracidad de cada caso, pues después de alguna malas experiencias con acosadores y estafadores, decidieron que cada pedido de ayuda tiene que pasar por un filtro para ser aprobado. En Cadena de Favores Perú no se permite la discriminación, xenofobia o juzgar a las personas. Tampoco se recibe dinero.
“No recibimos ni un sol de nadie, por muy buena voluntad que tengan. Me escriben personas que están en otro país, peruanos y extranjeros que quieren hacer una buena obra, pero he tenido que rechazar sus propuestas porque todo lo que tiene que ver con plata es complicado y mancha nuestro propósito”, dice Diego.
En cuanto a las malas experiencias, lo mejor es dejarlas atrás. “Si nos ponemos a pelear perdemos energía. Siempre va a haber gente de mierda, así que para qué amargarnos cuando hay tanto trabajo por hacer. Pasamos la página y pa’ adelante. Hemos decidido que esta es una cadena de amor. Lo malo no importa, pa’ afuera”.
No se puede perder energía porque el trabajo es duro. Tan duro como satisfactorio. El equipo, además, tiene que coordinar la logística de ayuda a cada caso. No descansan ni quieren hacerlo, porque sienten que por sus manos pasa una decisión que puede cambiarle la vida a alguien.
Donaciones que no tienen precio
Claro que se ha formado una gran cadena de solidaridad. Personas que no se conocen se ayudan con alimentos, ropa o medicamentos. Otros ofrecen asesorías y absuelven consultas relacionadas con su profesión o especialidad, atienden casos médicos desde casa, comparten tips, recetas y oraciones. Otros ponen a disposición del bien común sus herramientas de trabajo como máquinas de coser industriales, camiones y camionetas.
Hemos visto que gracias a Cadena de Favores Perú muchos emprendedores que tienen algún negocio de comida han podido vender su mercadería antes de que se eche a perder y, en agradecimiento, donan parte su producción a otras personas que se encargan de preparar almuerzos para los que menos tienen y que otras personas se encargan de repartir.
Hemos visto, también, personas que superaron algún problema de salud y ceden sus camas y sillas de ruedas a quienes están luchando por recuperarse. Otros se unen con lo que pueden a las campañas que organiza Cadena de Favores Perú, como la de adquisición de materiales de protección sanitaria para el personal de salud, iniciativa que les permitió hacer una donación equivalente a 10 mil soles al Hospital Dos de Mayo.
Pero lo más importante es que cada caso nos recuerda que estamos juntos en esto. Las palabras de aliento que recibe quien tiene el problema tienen mucho poder, pues se siente escuchado y contenido mientras la ayuda material llega.
El equipo de Cadena de Favores Perú nos regala desenlaces increíblemente conmovedores, como el del señor Gabriel Ocaña, adulto mayor que dejó la cobachita de madera y cartón que había improvisado luego de que fue desalojado del cuarto donde vivía, para ser acogido en La Casa de Todos. Antes de llevarlo lo cambiaron y le pusieron todos los implementos de seguridad. Tuvieron que explicar su caso a los responsables de la admisión para que lo acepten, porque ya había terminado ese proceso. Felizmente lo lograron. Ahí le hicieron todas las pruebas para descartar el COVID, lo bañaron y le dieron de almorzar. Le cambiaron la vida.
“No tenemos nada que ver con partidos políticos, con instituciones religiosas, tampoco representamos a alguna empresa. La verdad es que lo hacemos totalmente de corazón. Estoy asombradísimo del amor incondicional hacia el prójimo que tiene mi equipo. Estoy enamorado de cada uno de ellos. Es impresionante lo que se está generando en favor de los que menos tienen. Recibimos un montón de mensajes al día y es superbonito”, cuenta Diego.
Frente a tantas noticias que nos alarman tenemos esta ventana que nos devuelve la esperanza. Gracias a ella se han formado nuevas amistades y reforzado los lazos que nos unen a todos. Y, para seguir con las buenas noticias, esto es solo el inicio. Después del COVID-19 Diego tiene planeado hacer una plataforma integral de ayuda dividida en cadena de favores salud, emprendedores, negocios, educación, talentos, empleos, profesiones. Porque, “Si no nos ayudamos no vamos a salir adelante”.
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