Alí (Emanuel Soriano) viaja con su mejor amigo José María (Andrés Salas) hacia la sierra del Perú por trabajo. Cerca a su destino, su vocho pierde el control y choca en el campo de Hermelinda (Teresa Tello), una viejita renegona que vive en el pueblo de Quri Suncu.

Este accidentado encuentro entre los jóvenes y las personas del lugar da inicio a una relación que, aunque empieza con algo de rechazo, se va convirtiendo en amistad. El verdadero conflicto llega cuando Alí y José María se enteran de que el trabajo que han ido a hacer consiste en desplazar a sus nuevos amigos de sus casas para empezar un nuevo proyecto minero.

Pirú, la película de los hermanos Bismarck y Sara Rojas, llega a la pantalla grande después de mucho esfuerzo. Para ellos ha sido una escuela de perseverancia, pues tuvieron que afrontar varios retos para poder hacerla realidad.

Conseguir el financiamiento fue uno de ellos. Pirú se pudo realizar gracias a los Estímulos Económicos para la Actividad Cinematográfica y Audiovisual de la Dirección del Audiovisual, la Fonografía y los Nuevos Medios (DAFO) del Ministerio de Cultura, concurso que ganaron en el 2021 después de postular durante siete años. Ese fondo del Estado representó el 60% de la inversión total para la película, el resto lo cubrieron con préstamos y ahorros.

Otro gran desafío fue sobreponerse al robo de equipos que sufrieron a mitad del rodaje. A pesar de este trago amargo felizmente siguieron adelante y hoy nos regalan una preciosa historia que nos habla de humanidad a pesar de la disputa.

“El Perú está muy dividido, así que queríamos dejar un mensaje en el que no hay buenos y malos sino hay conflictos humanos. Pirú trata de construir puentes, es un llamado a la unión”, cuenta Bismarck, que escribió el guion con su hermana y además es el director de la película.

Además de la participación de reconocidos artistas como Emanuel Soriano y Andrés Salas, un detalle a destacar de Pirú es el debut de “actores que no sabían que eran actores”. Antes del rodaje que se realizó íntegramente en Cajamarca, convocaron a los pobladores para que participen en los castings. Dos de ellos, Teresa Tello y Mateo Castrejón (el niño que vive con ella en esta historia), tienen roles protagónicos y muestran su talento natural por primera vez en la pantalla grande.

Mateo fue el último en ser descubierto. “Busqué en plazas, en mercados, en la calle, también hice castings abiertos en colegios, pero no encontraba al niño que quería. Se acercaba la fecha del rodaje, estaba buscando la última locación y en un lugar en La Mora nos acercamos a unas personas que estaban cosechando maíz. Un niñito que estaba sentado de espaldas se dio la vuelta y fue ahí como de manera muy mágica sentí una conexión inmediata. Hablamos con su mamá y me acerqué a él. Nos pusimos a jugar canicas y me gustó mucho la sencillez que tenía, la niñez…”, cuenta Bismarck.

Cuando recién se conocieron Mateo era bastante tímido, pero un par de días después, en el casting, lo primero que hizo fue preguntar por él y llevarle sus canicas para seguir jugando.

“Para mí eso fue un poco simbólico y finalmente lo que hemos hecho a lo largo de la película con él ha sido jugar. Obviamente hemos tenido que prepararlo. Ha sido preparación, pero sobre todo conexión. El hecho de que podamos ser amigos ha ayudado muchísimo. Mateo ha sido como una estrellita que a todos nos daba mucha energía al momento de grabar. Siempre se acercaba a abrazar a todo el equipo y a hacer bromas, siempre quería estar en el rodaje por más que no le tocaba salir en la escena”, agrega el director.

Pirú es una película con todos los ingredientes para entretener y conmover. Nos invita a la reflexión y nos llena de esperanza. De repente sí es posible construir el país que tanto queremos, con igualdad de oportunidades para todos, solo hace falta escucharnos un poco más.

Pueden conocer más detalles de la película en su Instagram: @pirupelicula

Foto portada: Javicho Rivero
Un agradecimiento especial a Stephanie Hann