Proyecto Hogar nació después del terremoto del 2007 que sacudió el sur del Perú. En ese entonces, la asociación Casa Básica de Chile se puso en contacto con el director de Proyectos Peruanos (pP) para ofrecer su ayuda. Entonces, llegaron voluntarios del hermano país del sur con los materiales necesarios para construir las casas para los damnificados, tarea a la que se sumaron algunos voluntarios peruanos. Gracias a esta experiencia, se decidió replicar esta iniciativa para beneficiar a más personas. Fue así que se creó Proyecto Hogar.

A partir de ahí, se fueron sumando más voluntarios y fueron recaudando fondos para ayudar a muchas familias en extrema pobreza en distintas zonas de Cañete. Poco a poco, Proyecto Hogar fue creciendo y hoy está formado por un equipo de casi 20 personas que trabajan en distintas áreas.

Además de construir casas de madera para quienes no tienen una, el objetivo de esta organización es crear conciencia solidaria en escolares y universitarios. Los estudiantes que se inscriben como voluntarios son los encargados de armar las casas. Ellos trabajan en equipos de 10 dirigidos 2 jefes de cuadrilla, quienes han sido capacitados para resolver cualquier inconveniente que se pueda presentar durante la construcción, sea con los materiales, el suelo o cualquier problema en general.

Durante los días de construcción, los jóvenes conocen de cerca las necesidades de las familias beneficiadas y las condiciones en las que viven. Muchas de ellas no pueden cubrir sus necesidades básicas. Esta  experiencia les da a los estudiantes otra visión de la realidad del país y los hace conscientes de lo mucho que queda por hacer para que más familias en el Perú puedan tener una mejor calidad de vida.

«Los jóvenes que trabajamos como voluntarios tenemos el privilegio de vivir de una manera digna. Independientemente del colegio, distrito o familia que vengamos, ninguno se tiene que preocupar si tendrá comida al día siguiente o con qué se abrigará si hace frío. Ese privilegio nos da el deber de ayudar a quienes no corren la misma suerte. No se trata de dejar todo de lado, sino de compartir lo que tenemos para que otros puedan vivir mejor», cuenta Romina Chiappo, que empezó como voluntaria en las construcciones en el 2012 y desde el 2015 se encarga de los temas de comunicación y marketing de Proyecto Hogar.

Cada casa construida por Proyecto Hogar tiene una vida útil de aproximadamente 25 años. Está dividida en 3 ambientes, para que la familia pueda desarrollarse correctamente. Un cuarto es para los papás, el otro para los hijos y el otro se usará como área común.

Los beneficiados son elegidos a través de un censo. Un equipo de voluntarios se encarga de conocer a las familias y sus necesidades, luego, darle prioridad a quienes están en una situación de urgencia y tienen niños pequeños o señores mayores que cuidar. «Tratamos de ayudar a la mayor cantidad de gente posible. La idea es reconstruir casi en su totalidad cada pueblo, pero depende de las donaciones que podamos conseguir», agrega Romina.

Hasta la fecha, más de 360 familias de la provincia de Cañete han sido beneficiadas con el trabajo de los jóvenes voluntarios de Proyecto Hogar. Si quieres saber más de ellos y de su importante labor, encuéntralos en: facebook.com/proyectohogaroficial/