Rainbow: mucho más que una peluquería
Un grupo de jóvenes estilistas, liderados por Abraham Chicoma, ofrecen un servicio de gran calidad y mucha diversión.
Cuando Abraham tenía 7 años, robaba las Barbies de sus hermanas pero no para jugar con ellas, sino para cambiarles el look. Les cortaba y teñía el pelo creando técnicas que un niño no tendría cómo conocer.
«Lo más curioso es que yo a esa edad ya tenía claro que era pelo sintético, entonces buscaba alternativas de tinturas que podían pintarlo. Como vi que el tinte de mi mamá no funcionaba en el pelo blanco de las muñecas, empecé a usar el tinte de las tortas», cuenta.
El cambio de look de las Barbies también incluía cortes y rulos. Abraham acomodaba el fusible de plomo (ese que se usa en las instalaciones eléctricas) en el pelo de las muñecas, les echaba un poco de gel y los dejaba toda la noche para ver qué pasaba.
Y así, pasó su niñez, escondiéndose de sus hermanas para que no lo hagan pagar por sus muñecas intervenidas con las técnicas que se le ocurrían.
A los 15 años, estaba más que seguro de que quería dedicarse a la peluquería, así que fue a Buenos Aires a estudiar. Durante el año y medio que estuvo ahí, también trabajó como asistente en algunos salones.
De regreso en Perú, trabajó en Corte y café, peluquería donde empezó a desarrollarse profesionalmente, y después, siguió su carrera en los mejores salones de belleza de la capital. Pero quería algo más.Lo suyo era la moda. Así que fue a Nueva York a estudiar styling, dirección de arte, marketing y todos los cursos que sabía le servirían para desarrollarse en lo que le gustaba. Hasta que tuvo que hacer una pausa porque enfermó de cáncer al estómago.
«Cuando me enteré dije OK, no pasa nada, quiero acabar con esto rápido. Soy una persona súper positiva y siempre tengo las mejores expectativas. Creía en mis posibilidades de salir adelante e hice todo lo que estaba en mis manos para recuperarme», cuenta.
Y así fue, Abraham siguió adelante, venció a la enfermedad y, en paralelo a su trabajo en peluquerías, empezó a hacer editoriales de moda. «Poder hacer lo que te gusta no tiene precio, es tu combustible. Después de tener cáncer no me cuido especialmente ni dejo de hacer ciertas cosas porque siento que la vida es muy corta para eso. No está bien tal vez, pero es mi forma de pensar. Trato de aprovechar al máximo todo el tiempo que tengo porque escúchame, mañana podemos morir de cáncer o de cualquier otra cosa», agrega.
Hoy, a sus 29 años, Abraham tiene energía de sobra para seguir cumpliendo sus sueños. Junto a su amigo Antonio Cosser, crearon el concepto de Rainbow, un moderno espacio que reúne a un grupo de jóvenes estilistas, muy talentosos, dispuestos a dejar satisfechos a quienes los visiten.
«Luar, Nataly y Pierina, más que estilistas, son artistas, y muy versátiles. Nuestra relación es increíble. Nos conocemos bien, nos queremos y trabajamos muy bien juntos», asegura Abraham.
Los servicios de corte, peinado, tinte y cuidado para el pelo son para hombres y mujeres. La oferta de Rainbow también incluye maquillaje, desde lo más natural hasta lo más aventurado. Eso sí, siempre con la promesa de ofrecer un servicio de gran calidad y mucha diversión.
«No es la clásica peluquería, acá se hace arte. En Rainbow pueden hacer de todo, desde lo más natural a lo más loco. Puede venir una novia a peinarse o una mujer u hombre que quiera hacerse un color fantasía en el pelo. Nos gusta hacer cosas locas pero, también, nos gusta reflejar la belleza naturalmente», concluye Abraham. No por gusto, este joven artista tiene un público fiel que lo ha seguido a lo largo de los años y grandes marcas que lo respaldan.
Encuéntralos en Facebook: RainbowbyAbraham
Compartir
Artículos relacionados
Filigran
Un nuevo beauty center creado para realzar tu belleza natural mientras disfrutas de una experiencia confortable.
Model Lab
La escuela de modelaje que empodera a las mujeres inicia una nueva etapa y apunta a la internacionalización.
Papas Punk
La protagonista de muchos de nuestros platos bandera recibe un merecido homenaje con una colección de polos que, además de divertida, ayuda a sus productores a seguir trabajando y lleva alimento a quien lo necesita.