MENU

    Suscribirse

    Deja tu dirección de correo y únete a Vian.

    Entretenimiento

    Reinas sin corona

    Alexandra Graña se mete en la piel de Sonia, una mujer de aparente vida feliz que dentro de su casa vive un infierno. Este protagónico le ha permitido mostrar su capacidad actoral y quitarse algunas etiquetas.

    Reinas sin corona, película escrita por Gino Tassara y Karla Velezmoro y producida por Sinargollas, ha sido inspirada en hechos reales sobre los múltiples casos de feminicidio en el Perú. Casos que aparecen en las primeras planas de los medios de comunicación, conmueven a la sociedad y luego son desplazados por el siguiente.

    Según el informe “Perú: indicadores de violencia familiar y sexual, 2012 – 2019” del INEI, los casos continúan creciendo en número y gravedad. Del 2012 al 2018 las denuncias por violencia familiar incrementaron en 79,3 % y existen muchos otros que las víctimas no denuncian por miedo, culpa o vergüenza, y terminan con consecuencias fatales. 

    Así, el lugar donde deberíamos sentirnos más seguros para algunas personas se convierte en el más peligroso. Y esto es precisamente lo que le sucede a Sonia en la película. Ella y su hija Jimena, interpretada por Francisca Aronsson, viven aterrorizadas por las reacciones de su esposo Pedro, papel de Claudio Calmet.

    Reinas sin corona nos muestra el drama que viven miles de mujeres maltratadas, nos invita a reflexionar como sociedad y hace un llamado a no normalizar los casos de violencia.

    Conversamos con Alexandra sobre la construcción de su personaje y lo que ha significado en su carrera.

    Por estereotipos y prejuicios que todos tenemos, un personaje vulnerable como Sonia no es creado para una actriz con tus características físicas. Cuéntanos cómo llegó a ti.
    Al final los proyectos se arman de tal forma que terminan eligiendo a sus actores. No sé cómo ocurre, pero ocurre. Yo tenía otro personaje en la película y Fiorella Florez iba a ser Sonia, pero como salió embarazada no pudo continuar, por el tipo de escenas que teníamos que grabar.

    Jorge “Bocha” Vilela, mi gran amigo desde hace muchos años y socio de Gino, que también iba a participar en la película y siempre había tenido mucha confianza en mí, les dijo a Gino y a Edith (Tapia, productora de la película): “Yo creo que Ale Graña debe hacer este personaje”. Pero claro, la etiqueta que yo tengo de “cara de mala” lo puso en duda. “Es que a Ale se le ve una mujer fuerte, hasta más fuerte que Claudio”, pensaban, aunque igual se les quedó la idea…

    Hasta que hubo un plot point
    Sí. Antes de empezar a grabar la película, Bocha murió.

    Cuando pasó el shock Gino y Edith me contaron lo que habían conversado con él y me dijeron que les encantaría que acepte hacer el personaje. Gino me dijo que tenía ciertas dudas, pues le daba miedo que no se me vea tan vulnerable. Pero finalmente yo le dije: “mira, es un gran reto para mí porque casi nunca hago papeles así”.

    ¿Tú también tenías miedo y dudas?
    La verdad creo que ser víctima de maltrato no tiene tanto que ver con el tema físico, más tiene que ver con el tema psicológico. No importa cuan grande o fuerte eres, cuando una persona te disminuye o tienes la autoestima por el suelo eso te hace ser frágil. Entonces el tema físico fue lo último que me importó, me enfoqué en la parte psicológica.

    ¿Cómo fue tu proceso de convertirte en Sonia?
    Apenas me dieron este personaje me dediqué a escuchar testimonios de mujeres agredidas. Encontré mucha información de Perú, de México, España… millones de historias de diferentes tipos de agresiones.

    También tuve una reunión con un grupo de mujeres que habían sido agredidas y con un psiquiatra que se ocupa de este tipo de casos, porque lo que quería era entender porqué algunas mujeres pueden aguantar maltratos durante tanto tiempo. Pueden estar siendo sometidas durante veinte años y no se van. Así que me puse en personaje y le pregunté.

    ¿Y qué descubriste?
    Entendí que hay muchas variables. Tienen baja autoestima y piensan que es normal o se lo merecen, tienen miedo a que las maten a ellas y a sus hijos o se sienten culpables, porque los agresores las hacen sentirse responsables de que ellos sean así. “Mira lo que me haces hacer”, les dicen a sus víctimas.  Algunas otras mujeres creen que su pareja va a cambiar y se quedan esperando que suceda.

    En otros casos, algunas veces los agresores son buenos padres, entonces ellas aguantan por sus hijos… No se debería aguantar por nada del mundo, pero hay quienes lo hacen.

    Con la mayor información posible pude construir este personaje. Además, Claudio, Francisca y yo hablamos muchísimo durante el proceso, y creo que esa química se nota como familia en la ficción. Básicamente ha sido investigar, escuchar y preguntar.

    Hablando de Claudio, su personaje Pedro nos muestra lo que se conoce como transmisión intergeneracional de la violencia. Un niño que ha sido víctima puede convertirse en victimario.
    La película ha sido considerada un thriller psicológico, y muchas veces, como decimos, la realidad supera la ficción y con creces. Pedro ha sido una víctima y justamente eso es lo que suele pasar, que se repiten los papeles, en la película y en la vida real.

    ¿Cómo rompemos este círculo?
    El mensaje principal de esta película es no callar, porque aunque no nos pase a nosotros directamente, cuando conocemos el caso de otras personas no queremos involucrarnos, pero hay que hacerlo porque esto puede llevar a la pérdida de vidas. 

    Por eso es importante que todos veamos esta película, para conmovernos y poder hacer algo como sociedad. No digo que esto vaya a cambiar de la noche a la mañana, pero sí creo que con ella estamos aportando un granito de arena para hacer visible este problema que nos afecta a todos.

    ¿Y cuál crees que es la razón por la que, según estadísticas, los casos continúan aumentando?
    Lo que creo que pasa es que en este país y en general hay mucha corrupción. Se pierde demasiada plata que se puede aprovechar en educación. ¿Qué pasaría si en tu casa tu papá le pega a tu mamá pero en el colegio tienes profesores que han sido instruidos para poder manejar la situación? Eso podría evitar que el niño la normalice. Además de educación, no soy experta en esto, pero se sabe que muchas enfermedades mentales tienen que ver con la desnutrición, que también es consecuencia de la corrupción.

    O sea claro, evidentemente hay de todo y este tipo de cosas no discrimina, puede pasar en cualquier ámbito social, pero hay enfermedades mentales tan fuertes que hacen que pasen cosas que simplemente son inexplicables.

    En Reinas sin corona vemos agresiones por todos lados, algunas violentas y otras más “discretas”, pero todos podemos sentirnos identificados con alguno de los casos y pensar sobre sus consecuencias.
    Todos hemos estado cerca a este tipo de casos, de repente no de violencia física pero sí psicológica, y no sabemos qué hacer. Una manera de ayudar es llevar al cine a la persona que está siendo víctima de esto. Al ver la película se sentirá identificada y pensará que lo que le está pasando no está bien.

    Y si eres una mujer que está pasando por algún tipo de violencia y no la reconoce, te ayudará a abrir los ojos.

    Los hombres también deben verla, porque tienen una mamá, una hermana, una hija o una amiga que puede estar pasando por esto o tal vez se pueden reconocer como agresores de alguna manera.

    Fotógrafo: Renzo Díaz
    Peinado y maquillaje: Fernando García
    Ropa: Luma Ropa pintada a mano y Sergio Davila
    Accesorios: Gaya Joyas
    Un agradecimiento especial a Luis Muñoz


    Por Sandra Roncagliolo

    domingo 5 de marzo, 2023