Stephany Orúe
El autoconocimiento es su mejor arma para enfrentar (y transformar) lo que la vida le trae y la preparación, el trampolín que le permite aprovechar las oportunidades y seguir cumpliendo sus sueños. Stephany Orúe habla claro y canta fuerte. Nadie la para y nada la detiene.
Cuando Stephany era niña perdió la voz. Su mamá tuvo que irse a Estados Unidos a trabajar y ella y su hermana menor quedaron a cargo de su abuela. A los diez años tuvo que asumir grandes responsabilidades mientras trataba de lidiar con emociones que, hasta ese entonces, eran desconocidas para ella. A la niña que disfrutaba brillando en las actuaciones del colegio ahora había que insistirle para que participara. Le costaba hablar, tartamudeaba… “Yo siempre comunicaba lo que sentía pero en esa época se anuló mi voz. Todo era intro, para adentro. Hubo un plot point importante en mi vida”, cuenta.
Cinco años después su mamá regresó. Stephany adolescente que ya escribía sobre sus emociones se enamoró del teatro, y ese gran amor la ayudó a abrazar todo lo que sentía y, también, a intentar entender al otro, siempre. Recuperó su voz y ahora es una mujer empoderada que nunca se queda callada. En medio de la pandemia se reconcilió con las madrugadas. Ese momento silencioso que años atrás la entristecía disparó su creatividad y la impulsó a dar el gran salto hacia el canto.
Tus años difíciles te prepararon para tiempos difíciles
En esta pandemia gracias a Dios tuve mucha chamba y como artista he descubierto muchas cosas bonitas pero pucha, como ser humano me han sucedido cosas muy fuertes y estoy entrando a procesos complejos a raíz de decisiones importantes que he tomado en mi vida. Entonces claro, si no hubiera pasado por lo que he pasado antes lo hubiera tomado diferente…
¿Cómo fue esa época?
Toda la etapa del cole fue confusa. Lidiaba con la tristeza. No sé si habré pasado por la depresión en ese momento porque algo de mí me elevaba, me sacaba de eso a lo que entraba por momentos en las noches. Además, tuve muy buenas amigas… Recuerdo que una vez, cuando tenía 12 o 13 años, me insistieron tanto para que cante en una actuación que yo dije: «Está bien, voy a hacerlo, pero con mi amiga Karen». Y ella tuvo que estar a mi lado cogiendo mi mano.
¿Te resentiste con tu mamá?
Nunca estuve resentida con ella porque siempre supo manejar la situación. Mi mamá se fue a trabajar por nosotras. Todos los días llamaba, siempre estaba presente. Siempre la sentí, pero el contacto físico es otra cosa…
Debe haber sido muy difícil para ella también…
Tan difícil que cuando yo iba a cumplir 15 y ya no podía más le dije: “Mamá, si tú no vienes me voy a ir a vivir con mi papá”. Me respondió: “Ya hija el sábado estoy allá” y el sábado llegó. Yo no podía creerlo, porque hubo momentos en los que pensé que no la iba a ver más o que le iba a pasar algo, porque ella estuvo ahí en la época de las torres gemelas… Entonces, cuando volvió ya fue otra chamba reencontrarnos porque yo ya había cambiado. Ya no era la misma niña a la que le decía siéntate y se sentaba, yo ya había evolucionado.
Cuentas que entraste a estudiar teatro sin haber ido al teatro pero fue amor a primera vista
Sí. Cuando mi mamá llegó nuestros planes eran ir a Estados Unidos, pero mi mejor amiga Alondra que estudiaba en La Católica nos dijo: “Para ganar tiempo, que Stephany vaya postulando al TUC (teatro de la Universidad Católica)”. Nos convenció. Cuando fui a la charla tuve mucho miedo. Primero dudé, porque tenía que saber tocar algún instrumento y pensé “mucho”, pero cuando entré dije: “¡Wow, este es mi lugar!”. El teatro me ayudó a conocerme, a reconocerme. Me conectó desde otro lado conmigo y fue mi salvavidas, mi amor.
Tu padre fue vocalista de la banda PAX. Imagino que por venir de una familia de artistas no tuviste ese problema de “No estudies nada de arte, tómalo como hobbie”
Efectivamente. Mi mamá ha tenido mucho que ver porque ella me enseñó a ser libre. No es una artista profesional pero sí nata, porque es emocional, apasionada. La música es medicina para su alma… Ella era la que me costeaba los estudios y me dijo “Tú quieres hacerlo, ya OK”. Nunca me cuestionó. Mi papá sí tuvo un poquito de reparo porque como él sí estuvo en este mundo pensó que de repente necesitaría una carrera más, pero yo le dije que no, que esta iba a ser mi carrera y que iba en serio.
El 2020 fue especialmente difícil para los artistas, pero fuiste la conductora del programa Aprendo en Casa, encarnaste a Selena y, como si fuera poco, estás haciendo música. No fue un mal año para ti…
A nivel profesional no. Bueno, como ser humano tampoco, pero si vamos a comparar, en mi vida privada están ocurriendo un montón de plot points removedores, pero bien… bien.
¿Qué tiene Stephany de Selena?
¡Lo soñadora! Sueño en grande pero también soy aterrizada. Soy bien chambera y tengo mucha energía. Me gusta ser creativa como ella era, que hasta diseñaba su ropa. Yo conocía un poco su historia pero cuando me propusieron hacer la obra y empecé a investigar me volví fan. Me inspira y quiero imitarla en algunas cosas en las que me identifico con ella, como artista y como mujer.
Tu papá es músico como el papá de Selena … ¿Él también influyó en tus ganas de hacer música?
Sí. Si bien es cierto yo vivía con mi mamá, cuando me quedaba con él pasábamos las madrugadas escuchando Los Beatles y Classics IV. Me despertaba y él estaba con la guitarra, escribiendo o traduciendo letras. Tenía esos momentos con mi papá o en las reuniones con su familia en la que todos son músicos… Quizá si hubiéramos estado más juntos hubiera sido más como el papá de Selena, pero ahora igual hablamos de música, siempre. Le paso mis creaciones y le pregunto qué piensa. Y no es “Ay qué linda mi hijita cómo escribe” sino más bien un profesor. Cuando canto siempre se mete y me dice “Mira a mí me gustaría que tú hicieras esto”, “Mira escucha esto…” Y ahora estoy por grabar un single con él. ¡Escribí algo para los dos!
¡Estás cumpliendo tu gran sueño de cantar!
Me encontré con la persona idónea, mi productor, a quien quiero muchísimo. Como él también hace teatro, manejamos los mismos códigos. Además, tenemos visiones bien parecidas de lo que queremos hacer con la música y hacia dónde queremos llegar.
Ya has lanzado varias canciones y cada una tiene una historia especial
Decidimos parir este proyecto musical con La Maga, una canción que nace por y para una amiga que tengo que decidió vivir en su universo para dejar los dolores que esta realidad le produjo. Ella me ayudó a construir mi personaje para la obra de teatro “En el jardín de Mónica” y fue tan grande esa experiencia que no podía quedar ahí. Escribí la historia para el taller de dramaturgia teatral, nada para mostrar, pero cuando empecé a hacer música la historia ya estaba ahí entonces fue muy fácil transformarla en una canción.
La Coya es una canción andina que también tiene quechua. Está inspirada en una experiencia que viví en Puno y nació para mi mamá. El Perfume es una balada hip hop con la colaboración de un rapero que se llama nada más y nada menos que Django y es sobre lo que viví con mi esposo y la relación a distancia. Y Ni un paso más es el cuarto single…
Cuentas que “Ni un paso más” nació de un episodio de violencia contra la mujer del que fuiste testigo
Cuando recién empezaba la cuarentena desperté con una pelea de unos señores. No pude evitar meter mi cuchara y desde la ventana de mi cuarto le dije a la señora que no se deje. ¡Desaté la ira de la bestia! El hombre debe de haber estado tan frustrado que me dijo de la A a la Z.
La señora me dijo: “Es un enfermo”, y eso me dio en el corazón. Me puse a pensar en qué estará pasando… sabe que esta situación no es justa para ella y sigue ahí, pero al “hacerle ver” que no está bien tiene la oportunidad de poder salirse.
Ante situaciones así no me puedo aguantar. Me quedé todo el día frustrada, pensando que algo tenía que hacer. Empecé a escribir lo que le quería decir a la señora y quise hacer una canción…
Veo que tu primera opción es empoderar a las mujeres para que no permitan el abuso
Yo creo que va por ahí, porque hemos visto tanta injusticia de parte de las autoridades que se tienen que encargar de estos casos, que las personas vulneradas necesitan abrir una puerta distinta y emprender un camino que es largo y muy complejo. Y sí, me identifico con esos casos en los que le quitan importancia a la situación o asumen que, como se trata de una mujer maltratada, “ya pues que se aguante” o no ven más allá… Y entonces, como no se puede controlar todo como para que el abusador realmente reciba su castigo, y no soy policía y no tengo más armas, creo que lo único y lo más poderoso que puedo hacer es empoderar a las personas.
Defiendes y te defiendes. Cuando te criticaron por tu trabajo en Aprendo en Casa, pusiste en tus redes “Acepto todo lo que me envían, lo transformo en energía que me repotencia, que me recargue la batería y yo voy a aprender de todo, pero las mentiras sí no las voy a tolerar. ¿Quién eres tú para ningunear mi trabajo?, ¿Quién te crees tú para referirte así de mí?”
Fue toda una experiencia porque no pensé que el programa iba a tener tanto impacto, tanto positivo como negativo. Cuando empezó yo estaba tan enamorada de este nuevo proyecto y estaba tan preocupada por entender el formato y por procesar información que no veía hace tiempo… Pucha finanzas, ¡ni siquiera me dieron un curso de finanzas en el colegio así tal cual! En ese momento estaba como esponjita para poder aprender, así que al principio las críticas me salpicaban pero no me llegaban porque no les daba importancia. Estaba enfocada en aprender…
Hasta que…
Un par de amigas muy cercanas me mandaban los screenshots y me decían “Mira lo que dice este”. Sé que ellas no querían abrumarme, su intención era defenderme, pero empecé a contaminarme con eso y, como empecé a mirar más empecé a sentir más, y dejé que eso me tocara. ¡No podía creer los argumentos que utilizaban! Cuando vi que la ola se estaba haciendo más grande y estaban diciendo mentiras dije: “Tampoco, tampoco”. Como las redes sociales lo soportan todo y todo eso iba a quedar ahí, pensé en lo que pasaría cuando quiera trabajar en el extranjero, si alguien que no me conoce encuentra eso Internet. ¡No podía permitirlo!
Sacaron de contexto una escena de Django para decir que eras una actriz porno. También, una foto artística en la que estabas fumando para acusarte por incentivar el consumo de drogas… Dijeron que te habían puesto frente a las cámaras por tu cara bonita sin pensar en que las herramientas que te ha dado tu carrera eran importantes para transmitir el mensaje y ser el puente entre los educadores y los niños y claro, que tuviste que aprender para enseñar… A pesar de todo, dices que “siempre vas a transformar las críticas, así sean destructivas” pero imagino que ese proceso te llevó tiempo…
En verdad me sirvió muchísimo y le agradezco a la vida que me haya sucedido a los 33 años, con todo lo que he vivido a nivel profesional y personal porque pucha… aterricé. En mi trabajo tiendo a estar en mi mundo, siempre trato de ver la vida de colores porque así soy, es mi tendencia. Entonces, ver la realidad del país en el que he trabajado durante todo este tiempo… Me siento agradecida por todo lo que me brinda, pero esos talones de Aquiles que tenemos como sociedad explican por qué somos un país tercermundista, por qué somos como somos en nuestra mayoría… Me dio mucha frustración porque a veces me escribían docentes también y yo decía ¿Cómo puede ser posible que haya docentes que me escriban cosas así? ¡Ellos son quienes están a la cabeza de la educación!
Se nota que haces un trabajo de introspección importante. No muchos tienen la valentía de enfrentarse a sí mismos y prefieren ir tapando lo que les molesta… hasta que llega el momento en el que no saben cómo manejar las cosas
Porque tienes muchas cosas adentro tuyo y no las entiendes. Y lo que ha pasado, también, en esta pandemia es que muchas personas han tenido tiempo para pensar y se han tenido que enfrentar a lo que nunca han querido darse cuenta. Por eso ha habido tanta ansiedad, tanta depresión. Por eso, también se ha desatado violencia doméstica y tantas cosas negativas. Porque claro, ¿Qué pasa en el silencio?, ¿Qué pasa cuando estás solamente contigo y esas cosas que hacen eco dentro tuyo y que en el día a día no las escuchas?
¿Siempre te has escuchado a ti misma?, ¿Siempre has pensado por qué te sientes como te sientes? Es un proceso muy importante y muy sano…
Escribir también ayuda un montón. Ahora lo hago con más conciencia, pero cuando era niña, como no veía a mi papá, nos escribíamos mucho. Después me escribía cartas con mis amigas. Hace poco, mi mejor amiga me mandó un screenshot de una carta que le había escrito en la época en la que ella me cuidaba cuando no estuvo mi mamá. En ella le hablaba de cosas profundas, a pesar de que yo era bien chiquita. Entonces, entiendo que tengo tantas emociones oscuras pero también luminosas porque naturalmente soy así pero, además, por lo que he vivido de niña.
No solo las sientes, también las expresas. Muchos niños las sienten y no saben qué hacer con ellas… Nunca se trabajan y crecen adultos heridos
Por eso entiendes mucha frustración en las calles, porque cada ser humano es un universo, pero a mí el teatro me salvó. El teatro y mi madre que siempre me decía: “Habla, habla, habla”. Se me hace fácil expresar mis emociones porque tengo una madre muy cariñosa. Mi papá también, solo que los primeros años de mi vida nunca fuimos mamá, papá y yo.
Cuando entraste a estudiar teatro te dijeron que te olvidaras de la televisión por tu tipo físico. ¿Alguna vez has tenido conflictos con tu apariencia o siempre te has gustado?
Sí he tenido conflictos, pero el teatro hizo que me empodere y creo que por las cosas que viví, eso como que no era tan dramático.
Vengo de una familia que es bien variopinta. Mi abuelo era norteño, blanco, colorado y mi abuela norteña, india. Mi mamá es norteña pero no es canela como yo y mi papá es cholón… Ya de grande me contaron que cuando nací mi abuelo estaba ilusionado por conocer a su nieta, la hija de su hija más guapa y bueno, de ese cholo atractivo. Yo nací oscurita y con los pelos parados. Él se sorprendió y claro, aunque no lo dijo, me imagino que habrá pensado “Qué fea mi nieta porque no es blanca y no tiene mis ojos”… Incluso en mi familia hacen comentarios o bromas.
¿Cómo afectó eso tu carrera?
Cuando entré a estudiar nos dijeron que de por sí, la vida del artista es difícil. Vivir del teatro era posible pero no podíamos aspirar a tener calidad de vida y que no creyéramos que íbamos a entrar fácilmente a la televisión y menos aún ser protagonistas, porque en esa época Iguana Producciones lideraba el espacio en la televisión y, además, teníamos a la Natacha que teníamos…
No me veo a mí preguntándome por qué soy chola pero sí reflexionando: “Ah, los blancos son los protagonistas y los que son como yo, no”. Como yo estaba chica y venía un poco contaminada por esta herencia, creo que mi cabeza lúdica me protegió. Entonces, gracias al teatro me di cuenta de que tenía que empezar amándome yo. Entré un poquito perdida y ahí fue que empecé a asumir mi identidad y a través de mí a mi abuela.
Ahora eres el referente de chola power que no tiene nada que envidiarle a nadie. Estás orgullosa de eso, se nota y lo transmites
Sí, ya estamos en otros tiempos. Ya veo las situaciones desde otro lado y me dan risa… pero sí, tengo que trabajar en eso. Me gusta estar con mis sobrinas chiquitas, empoderarlas y enseñarles. Y también hablo con los adultos. Hablo con mis tías y les hago ver cosas de las que no se dan cuenta porque esa discriminación está ahí como protegida por una especie de bromas que ya no caben.
Es importante que el entretenimiento empiece a contar estas cosas. Ahora que vas a estudiar cine vas a poder ponerlas en la mira
Por eso es importante no solamente servir como una pieza sino tú también ser una pieza que puedas crear los proyectos, que puedas escribir de lo que quieras hablar. Antes yo decía “Yo productora ni fregando” pero ahora digo “Yo productora sí” porque tengo mi proyecto que lo estoy gestando así con mis tiempos y todo pero me doy cuenta de que estoy produciendo lo mío.
El cine llegará en su momento, cuando pueda viajar. El próximo año me gustaría salir y cumplir un par de metas sin dejar mi pasión por crear más música.
Dices que estudias para creértela y concretar tus proyectos. Antes de lanzarte siempre hay un gran trabajo detrás. Quisiste ser actriz y seguiste la carrera de cuatro años, quieres hacer música, entonces te preparas vocalmente hasta sentirte segura. No hay atajos para ti.
Me gusta estudiar todo lo que pueda. Yo era histriónica, me gustaba construir personajes, pero estudié para tener herramientas que me permitan hacerlo de verdad. Haber egresado de una buena escuela me dio seguridad.
Ahora que estoy entrando a la música estoy estudiando composición y me metí en un taller de narrativa porque era lógico. O sea, he escrito tres temas “naturalmente”, pero me veo en Spotify y es inevitable que me compare con las demás artistas no como competencia, sino para darme cuenta de que este es un universo inmenso y que para llegar a ser como las personas que me inspiran de todas maneras tengo que prepararme. Soy arriesgada, pero hay un lado mío que sabe que cuando uno es profesional se dan ciertas cosas… ¿De dónde voy a creer yo que me va a salir toda la inspiración para escribir música si solamente me quedo con esto natural que he descubierto? Tengo que desarrollarlo.
¿Alguna vez se te han subido los humos?
Que me hayan dicho que me he desubicado, no. Pero cuando sales de una temporada sales arriba, ¿no? Después de eso te quedas con los aplausos, siempre te vas a querer quedar con las cosas positivas, con los buenos comentarios. Entonces, a mí me pasa que por ejemplo salgo de una función, llego, saco a mi perro y estoy en el parque y todavía sigo pensando en la obra y digo “pucha sí qué paja, salió de la puta madre” jajaja. Sigo en mi nube hasta que digo “ya ya baja”, y yo solita me aterrizo. Es mi refugio dejarme ir un poquito y de ahí aterrizarme.
¿Alguna vez has intimidado a alguien? Un prospecto de pareja, un compañero de trabajo…
Conscientemente no, no tiendo a hacer eso. Pero mi última pareja siempre me decía que yo quería hacer todo, porque yo llegaba y le decía “Estoy haciendo pole dance”, después otra cosa… Entonces creo, y ahora lo veo, que con él pudo haber pasado un poco eso. Yo era… soy demasiado apasionada, demasiado soñadora… quiero hacer mucho de todo y era como que mucho. Y me lo decían, ¿ah? Pero como estaba dentro no lo veía. Tú crees que tu pareja te va a ver como ser humano no como la artista pero creo que sí pudo pasar que la artista estaba muy presente para él.
¿Y ahora cómo estás? ¿Cómo te sientes?
Estoy en un continuo descubrimiento. Creo que tiene mucho que ver con mi naturaleza curiosa y porque me gusta no dar nada por sentado. Entonces, continúo en eso a través de los nuevos retos que estoy asumiendo. En la música, que es mi sueño de toda la vida y desde el año pasado estoy haciendo realidad, y también a través de la conducción. Quiero seguir conduciendo y también con la música, a la par de mi profesión como actriz.
¡Estás haciendo las tres cosas a la vez!
Sí. continúo en esta faceta que disfruto muchísimo con La Voz Cantante, un programa para la gente que necesita un espacio para compartir su pasión alrededor de la música. Es loco, pero me ha caído perfecto. Además, estoy ensayando para volver al teatro con una obra que se llama Las Fieras, adaptación de La Fierecilla Domada de William Shakespeare escrita por Mateo Chiarella y dirigida por Norma Martínez y preparando mis siguientes canciones. Quiero crear expectativa alrededor, hacer fotos bonitas, hacer los videoclips, aunque de hecho soy yo la que me auspicio entonces es un poco como repartir lo que gano gracias a las otras cosas que hago lo que me puede permitir seguir construyendo este sueño musical.
¿Y en el plano más personal?
Estoy en una etapa en la que estoy preparada psicológicamente y me estoy preparando físicamente para en algún momento, no sé si cercano o lejano, ser mamá. Es algo que deseo mucho, pero eso no quiere decir que cualquiera podría ser el que se convierta en el padre de mis hijos.
Estoy sin pareja y no tengo ningún interés en colocarme en una relación. No cierro la posibilidad de conocer personas o de vivir romances porque soy muy romántica y creo que mientras más viva más voy a tener para contar. Mi verdad ahora es que no quiero ningún compromiso pero a la vez uno puede decir no, yo no me quiero enamorar. La vida te pone en circunstancias en las que te puedes cuestionar eso. Vamos a ver cómo se da en el momento en el que se dé.
Fotos: Javicho Rivero
Realización: Fernando Prieto Figueroa
Producción: Stephanie Hann
Peinado y maquillaje: Fernando García
Un agradecimiento especial a:
Carlos Cruzalegui, Lou Rottmann y todo el equipo de Bottega Dasso.
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