Historias de un padre soltero
Diego Ferreyra abrió un blog para hacer catarsis y compartir esas cosas que solo quien es padre o madre (o las dos) puede entender. Sus historias, tan honestas como tiernas, son esperadas y celebradas por sus miles de seguidores.
Diego Ferreyra vive con su hija Sofía desde que ella tenía alrededor de un año. Su trabajo en casa como diseñador y desarrollador de sitios web para una empresa de EEUU, le permite encargarse de la crianza de su hija muy de cerca.
Abrió un blog para hacer catarsis y compartir esas preocupaciones y sentimientos que solo quien es padre puede entender. En Historias de un padre soltero, Diego (que antes de Sofía se tomaba la vida demasiado en serio) cuenta con tanta ternura como humor cómo es el día a día de una familia de dos.
“… no me acuerdo exactamente qué día se mudó conmigo, no me acuerdo exactamente qué día empezó a caminar, no me acuerdo cuando fue la primera vez que le escuché decir papá, no me acuerdo de un montón de cosas que todos dicen que son importantes. No hago un montón de cosas que dicen que son importantes. Pero hago (y más importante, disfruto) de un montón de cosas que mucha gente pasa por alto. La paternidad es algo increíble y enriquecedor, pero es muy distinta a como lo pintan, o tal vez a como yo lo imaginé alguna vez. Creo que es importante que se digan muchas cosas que no suelen decirse, más que nada porque uno es más feliz cuando sus expectativas están correctamente establecidas. Entonces, decidí empezar a escribir un poco acerca de todo esto, para poder ofrecer un vistazo a cómo es la vida de muchas familias de padres que no están juntos, a cómo es la vida de algunas madres solteras (porque efectivamente mi vida se parece en muchas cosas a la de una madre soltera), y un vistazo a la particular vida que llevamos Sofía y yo, tirados en un sillón viendo Jurassica Park, jugando en el parque o comiendo un helado de más de vez en cuando», cuenta en su blog.
¿En qué momento llegó Sofía a tu vida?
Tuve a Sofía cuando tenía 28 años. No tenía planeado realmente tener hijos en ese momento, pero sí sabía, o mejor dicho pensaba, que quería tenerlos. Ya cuando uno los tiene se da cuenta de que se los quiere quedar, pero no tenía idea de en qué me estaba metiendo.
¿Cómo tomaste la sorpresa?
En mi caso fue realmente una sorpresa, pero lo tomé bien. Sofía es literalmente un pedazo de mí. Literalmente, porque tiene mucho de mí. Entonces, hacerme cargo de ella siempre fue un poco como hacerme cargo de mí. “Sé la persona que tú necesitabas cuando eras más joven”, algo así.
¿Qué sentiste cuando te quedaste cuidándola por primera vez solo?
Sueño. No recuerdo cuando fue pero estoy seguro que no había dormido bien la noche anterior, porque más o menos de eso se trata ser papá: dormir poco y, cuando llega el momento de poder dormir, debatirte entre vivir o dormir. La respuesta correcta siempre es dormir.
Diego dice que Sofía es un personaje. Es una niña muy inteligente, muy perspicaz y muy noble. También es inquieta, intensa y puede pasar de ser adorable a sacarte de quicio en 2.8 segundos. Sofía le ha enseñado sobre Pinkie Pie, Rainbow Dash, Fluttershy, Apple Jack y Rarity, personajes de My Little Pony, pero también, que en verdad pocas cosas son importantes en la vida.
Uno se imagina que la relación entre ustedes es como en las películas…
Nunca es como las películas. A la gente le gusta enmarcarnos en un póster. Si tuviera un sol por cada vez que me pasan un video de “papá peina tiernamente a su hija” tendría suficiente dinero para mandarla a la universidad. Sofía y yo tenemos nuestros juegos como cualquier papá – hija, tenemos nuestras discusiones como cualquier papá – hija. Lo único realmente diferente es que a mí me tocaba pasar más tiempo con ella que la mayoría de papás y que me tocaba pasar de ser el duro a ser el engreídor como si fuera Dr. Jekyll y Mr. Hide.
¿Sofía es la hija celosa de las amigas de papá o te ayudaba con las novias?
Nunca ha sido celosa. Hace 8 meses nos mudamos con Diana, mi novia y la mamá de mi segundo hijo, y Sofía fue la que mejor se adaptó a todo. Diana y yo nos quedamos bastante sorprendidos en verdad de lo fácil que le resultó. De hecho, Sofía prefiere siempre estar con Diana que conmigo. «Cosas de chicas», dice.
Hoy Sofía tiene 7 años, y Diego acaba de tener a Santiago, su primer hijo hombre y el primero con su novia Diana, por lo que ahora la familia es de 4. Y aunque su blog se sigue llamando Historias de un papá soltero, sus historias ahora son sobre esta nueva etapa.
¿Qué es lo más bonito de criar una mujercita?
Que puedes enseñarle a ser mujer y no mujercita.
Y ahora, con la llegada de Santiago, ¿cuáles son tus expectativas sobre criar a un hombrecito?
Enseñarle que las mujeres son mujeres y no mujercitas. En realidad, nuestras expectativas con Santiago son muy particulares a él, no a que es hombre. Finalmente, si no ha venido un vengador del futuro a tratar de detenerlo es porque no lo hicimos tan mal trabajo.
¿Recibes mensajes de los papás que te leen?
Mamás, todo el tiempo. Me escriben sobre todo a contarme sobre sus vidas de madres solteras. Papás a veces también, a contarme historias parecidas. A veces en los comentarios me escriben Fujimoristas quejándose de mis opiniones políticas, a esos los bloqueo.
¿Cómo te ha cambiado la vida?
Tener hijos te enseña cuáles son las prioridades reales. Si quieres aprender es fácil, sino puede ser difícil para siempre. Te cambia la vida, el presupuesto, los horarios de sueño, el nivel de energía y el color de las paredes.
¿Qué te ha enseñado la paternidad?
Nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, NADIE está hecho para ser padre en la sociedad en la que vivimos hoy en día. Nadie. Nadie, no se si lo dije suficientemente claro, nadie. Eso aprendí de mí, y de todos los demás. Soy una persona diferente en el sentido de que ahora sufro de dolores de espalda, tengo la cabeza llena de canas y mi presupuesto tiene más huecos que la trama de Armageddon, pero nunca había sido tan feliz. No me pidas que lo explique porque no tengo cómo, pero no tiene que ver con unicornios y el poder del amor como muchos piensan.
También, me ha enseñado que cuando uno es padre la caca de tus hijos siempre es un tema de conversación válido.
Yo era quien era en el 2010
hasta que me dijeron que tenía que dejar de serlo,
que tener una hija significaba ‘crecer’.
Yo vi a mi hija caerme del cielo,
y respetando la física el aterrizaje nos rompió a ambos.
Pero ella es mi hija. Ella tiene mi corazón de fuego.
Y decidimos no rendirnos,
y a cada paso del camino nos gritamos, nos odiamos, nos golpeamos.
Chocamos como dos estrellas fusionándose en la explosión más grande que la astronomía nunca jamás supo como explicar.
Y nosotros, juntos, le ganamos al conflicto.
Juntos aprendimos a querer nuestra vida diferente,
a entender que además de los juegos, las salidas y los paseos,
hay noches cuando no se lee un cuento porque hay trabajo pendiente,
o noches donde no se duerme por la tos, los mocos y la fiebre.
Hay personas que por todo eso me miran como un superhéroe.
Yo no puedo estar menos de acuerdo,
porque en mi caso fue una cucharada de valentía diluida en un mar de ingenuidad,
yo no soy un superhéroe, soy cualquier otra persona puesta en la misma situación de ver tus ojos en los de tu hijo y darte cuenta que es igual a ti,
que por dentro se quema tratando de entender quién y por qué es,
y que un día alguien va a tratar de volverlo otra persona…
y yo no voy a permitir que mi hija crezca como una persona más,
porque esta enfermedad en nuestros genes que nos obliga a arder desde dentro yo aprendí a dominarla por ella,
porque por ella aprendí a convertir el fuego en luz, y que no importe cuánto quema.
y mientras todos están orgullosos de que sus hijos se adelanten sacando ventaja a la vida
yo estoy feliz de que la mía sepa desde pequeña que la felicidad es lo que ella decide que sea,
porque cuando en la mañana ella decide qué ponerse, está teniendo una pequeña marcha frente a la presidencia de esta casa por hacer valer su derecho a mezclar rojo con morado, marrón y amarillo si ella así lo desea,
porque cuando ella quiere su espacio la tiene más clara que todos los adultos que conocí en mi vida y sabe decir “ahora quiero estar sola”,
porque cuando ella quiere a alguien, no abraza sino embiste, y ella bien sabe que una estampida no espera un momento y no pide permiso.
Y cuando me preguntan si ya tengo una escopeta yo sólo sonrío y pienso que las armas de fuego no las necesito,
porque ningún patán, o para efectos del caso, ningún hombre, mujer, profesor, amiga, sacerdote o parámetro social va a decirle qué debería ser.
Yo decidí enseñarle a mi hija que tú eres quien eres; y que ella es, sólo y únicamente, de ella.
Sigue el blog de Diego, aquí: Historias de un padre soltero
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